Mientras que la ciudadanía exige paz y seguridad a las autoridades de todos los niveles de gobierno, los políticos insisten no solo en echarse la pelotita de responsabilidad unos a otros, sino que además no faltan los verdaderos bribones que siguen queriendo aprovechar la terrible situación para llevar agua a su molino.
Porque la marcha contra la inseguridad fue absolutamente en contra de todos los políticos sin distinción partidista alguna. En Puebla quizás no se oyeron tantos gritos contra alguien en especial, pero en el D.F. –sin duda la zona del país más azotada por la delincuencia- la gente igual exigió que Marcelo se vaya… pero Felipe Calderón también.
Y esto último es lo que nos debería preocupar. La caída de Calderón. Y no precisamente en la que se acaba de fracturar el hombro, ayer mismo (por andar de juguetón en la bicicleta). No, hablamos de otra caída.
En la última semana, varios de los principales columnistas del país (al menos Julio Hernández de La Jornada, Ciro Gómez Leyva de Milenio, Joaquín López Dóriga del mismo diario, Ricardo Alemán de El Universal, Ramón Alberto Garza de Reporte Indigo, entre otros) han estado tocando el tema de que desde distintos sectores partidistas se insinúa o se pide abiertamente que el Presidente Calderón debe caer para ser sustituido por un Presidente Interino.
De los ambientes perredistas no nos extraña nada. El muy oportunista consuetudinario llamado Porfirio Muñoz Ledo, de plano exige que se le revoque el mandato a Calderón por ineficiente y porque no ha sabido controlar la violencia y el crimen en el país. Desde luego plantea soterradamente que él está puesto para ser ese Presidente Interino que terminara el mandato sexenal o al menos convocara a unas nuevas elecciones.
Andrés Manuel López Obrador espera que su oportunidad llegue cuando desde el Congreso se apruebe la reforme energética “contra PEMEX”, para entonces lanzar una convocatoria nacional para derrocar al “mal Gobierno”.
Marcelo Ebrard, otro listo, también insinuó con toda intención, cuando intervino en el Consejo Nacional de Seguridad, que “él sí le toma la palabra” al empresario Martí, cuando propone que renuncien los ineficientes, y por eso él (Ebrard) quiere someter a referéndum si continúa o no con su gestión en el D.F. Claro, el mensaje es para que Felipe Calderón hiciera lo mismo.
¿Y TÚ TAMBIEN, MANLIO…?
Los priístas, desde luego, no se montan en un tema tan peligroso… pero en la última semana lo que sí hicieron fue romper la luna de miel que tenían con el gobierno calderonista y tanto Manlio Fabio Beltrones (quien hasta ahora había sido un aliado de lujo), como Emilio Gamboa y Beatriz Paredes, criticaron con un lenguaje bastante agresivo tanto al Presidente como a sus colaboradores, no bajándolos, al menos, de inexpertos e ineficientes.
En otras palabras, como decíamos aquí mismo la semana pasada, los opositores del gobierno panista parece que celebran que el país esté al borde del colapso en materia de seguridad y estabilidad económica, porque así ellos tienen la oportunidad de crecer en simpatías electorales.
O sea, que el país se incendie si eso provoca que ganemos elecciones. Con el más asqueroso maquiavelismo.
De lo que no se dan cuenta es que a la mejor no queda país que gobernar.
Ningún derrocamiento de autoridad -violento o no, pero sin proceso electoral de por medio- trae cosas buenas. Los golpes de estado o revoluciones dizque populares nunca desembocan en mejoras para el pueblo que dicen defender. Por el contrario, el común denominador es que la camarilla que organiza la desestabilización es la que se encarama al poder, para después ser derrocada por otro grupo más violento y entrar así a espirales de pugnas que no terminan hasta que llega algún dictadorzuelo peor que todos los demás juntos.
Cuidado. Nadie en su sano juicio quiere algo así para México.
Pero tampoco eso quiere decir que Calderón esté haciendo un extraordinario papel. Para nada. Sus colaboradores pecan de bisoños y también ya se perciben un buen número de pleitos entre ellos (rarísimo en gobiernos panistas), amén de repetir puntualmente todos los vicios que criticaban de los gobiernos emanados del PRI.
Y… SALINAS AL RESCATE.
Por cierto, también ya lo habíamos comentado aquí hace unas semanas, los priístas al parecer se reagrupan, sanan heridas y se ponen como objetivo la victoria en 2009 y 2012. ¿Y sabe usted quién podría ser su salvador-unificador? Sí, Carlos Salinas de Gortari, quien ya anda midiéndole el agua a los camotes para lanzarse de candidato al gobierno de Nuevo León.
Y es que en ese Estado, todo indica que el PAN podría recuperar la plaza en las elecciones del año entrante, y los tricolores en su desesperación andan buscando a un “supercandidato” que les haga frente. Y según diversas opiniones y encuestas, Salinas sí le ganaría a cualquier candidato neolonés blanquiazul.
De ese modo, Salinas –siempre Salinas- desde ahí operaría todo un movimiento en el PRI para lanzar a su gallo, Enrique Peña Nieto –con la alianza de las Televisoras y no pocos grandes empresarios- y recuperar la Presidencia de la República (y por supuesto Salinas convertirse en una especie de “Jefe Máximo” tricolor, su viejo sueño).
¿Y sabe usted qué? Muchos, pero muchos priístas (con excepción de Manuel Bartlett) afirman que no estaría nada mal el proyecto y aseguran que Salinas es el único que puede salvarlos…
Mientras, en el PAN, no solo no hay precandidato fuerte visible (para la Presidencia de la República), sino que la división y enfrentamientos son cada vez más abiertos y graves: Creel vs. Germán Martínez, Mouriño vs. varios del Gabinete presidencial, el Yunque y Manuel Espino vs. Calderón y su grupo…
Y en Puebla, nomás para terminar de pintar el panorama, la bronca panista entre los que quieren que Rafael Moreno Valle sea su abanderado para la gubernatura y el frente unido antimorenovallista (Ana Teresa Aranda, Humberto Aguilar Coronado y Angel Alonso Díaz Caneja) cada día arrecia más y no se ve que termine cordialmente. Por el contrario, mientras más se acerque 2010, es pleito crecerá exponencialmente.
Y si en el PRI logran capitalizar los pleitos panistas y ellos lanzan a un (a) excelente candidato (a)… tienen muchas posibilidades de seguir repitiendo gubernatura…
Acuérdense.