El enfrentamiento entre autoridades de los tres niveles de gobierno y los diferentes grupos delictivos que se mueven en prácticamente todo el territorio nacional no solo se da en el ámbito de las armas, y el control territorial.
Los medios de comunicación son hoy uno de los terrenos en donde se vuelve más evidente esta lucha de poder.
Para justificar los operativos que realiza en varios estados de la República mexicana y la utilización del ejército como principal brazo ejecutor de los mismos, el gobierno del presidente Calderón ha puesto en marcha una estrategia mediática sin precedentes en la historia moderna de México.
A través de una serie de spots publicitarios, que se transmiten hasta el cansancio y a todas horas en la mayoría de las estaciones de radio y los canales de televisión, la Presidencia de la República intenta mandar varios mensajes a la ciudadanía.
Primero, se maneja que la respuesta violenta de los grupos delictivos es producto de la efectividad de las acciones del gobierno federal.
Para garantizar que el mensaje llegue contundentemente a los televidentes y radioescuchas, se abusa del recurso melodramático del ardid publicitario.
Son normalmente familias las que aparecen en estos spots, familias que al inicio del mensaje se muestran preocupadas por la reacción violenta de los narcotraficantes a las acciones de gobierno, pero que al final, le dan un importante espaldarazo a la estrategia del presidente Calderón, al mostrarse convencidos de que esta es la única manera de combatir frontalmente a la delincuencia.
Normalmente son los padres quienes discuten este tema cos sus hijos y son estos quienes al final hacen entender a sus progenitores de la gravedad de la realidad del narcotráfico en México y los peligros que esto representa para ellos como menores.
Sí, el argumento es de auténtica telenovela.
Al final del promocional, uno como se siente más tranquilo de saber que el gobierno tiene la sartén por el mango en el tema de la seguridad.
El problema comienza cuando termina el bloque de comerciales y uno regresa a la vida real.
Entones los informativos no muestran, de manera por demás contundente, la otra cara de los operativos contra la delincuencia, la verdadera, la que no se plasma en un script ni se ensaya cien veces en un estudio para grabar un comercial.
El México de a de veras rompe el encanto de la estrategia publicitaria del gobierno federal.
Muertos en Sonora, decapitados en Guerrero, balaceados en Veracruz, secuestrados y asesinados en la Ciudad en México, masacrados en Michoacán, todos, elementos de diferentes corporaciones policíacas o de la inteligencia nacional.
Sí, los encargados de cuidarnos, de mantener el orden, aquellos que en los comerciales parecía que tenían todo bajo control.
Y entonces surge el miedo, la inseguridad, el pesimismo.
Y el sentimiento de orfandad es desolador.
Y es inevitable pensar en el futuro, en lo que viene, en lo que podría pasar.
Y no es difícil concluir que la tanto la guerra mediática como la que se hace a balazos la va ganando la delincuencia.
Y por mucho.
¿No cree?
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