25-11-2024 12:54:39 PM

Asaltos simultáneos, la moda delincuencial en Puebla

LADRONSe dan en fraccionamientos de clase alta.

En las últimas semanas los blancos han sido tres: la Concepción, Puerta de Hierro y Campestre del Bosque.

Entre cuatro y seis casas son asaltadas al mismo tiempo por grupos no mayores a tres delincuentes, organizados en células coordinadas, que mantienen comunicación entre sí de manera permanente, y que por lo general no tardan más de veinte minutos en concretar los robos.

Se llevan sólo joyas, relojes, dinero en efectivo y sólo en algunos casos electrónicos.

La precisión es milimétrica.

Los ladrones conocen ya rutinas y horarios, tienen información previa de cuáles son las casas potencialmente más rentables en términos del botín a obtener y de forma por demás increíble conocen con un buen grado de exactitud los lugares en donde se guardan estos valores.

¿Cómo explicar esto?

¿De dónde sale la información?

Al principio, afectados y autoridades optaron por lo obvio: sospechar del personal de servicio de los hogares asaltados e inclusive, de las empresas de seguridad contratadas por las mesas directivas de los fraccionamientos.

Nada.

Los interrogatorios y las investigaciones correspondientes coincidían en que los señalados no podían siquiera ser considerados como sospechosos ya que de plano no sabían nada de los asaltos.

Sin embargo, las pesquisas permitieron concluir que las bandas que realizan estos asaltos simultáneos trabajan en base al esquema de “infiltrados”.

Sí, lo que parece un término de película explica la lógica de operación de estos delincuentes y los buenos resultados que arrojan para ellos.

A grandes rasgos funciona así:

Detectan alguna propiedad en renta en alguno de los fraccionamientos que cumplan con las características ya mencionadas y llegan a vivir ahí.

Firman los contratos con nombres e identificaciones oficiales falsas.

La coartada es perfecta: buenos coches, ropa fina, lenguaje y comportamiento afín a la clase alta poblana.

Se hacen pasar por matrimonios jóvenes, sin hijos y viven en estos lugares como máximo dos meses.

En este tiempo se hacen de la confianza de vigilantes y amigos.

De esta manera obtienen la información necesaria para seleccionar sus objetivos.

Acostumbradas a la presunción y la pedantería, son normalmente las amas de casa quienes aportan datos importantes sobre los valores que se guardan en el hogar, sin escatimar en dar a conocer montos y la forma en la que estos son resguardados.

De esta manera, un par de días antes de la fecha señalada para la comisión de los atracos, los infiltrados llegan a sus casas rentadas con “amigos”, lo que no despierta la más mínima sospecha por parte de los elementos de seguridad de los fraccionamientos.

Ellos entran pero no salen, lo hacen horas después o al otro día del asalto.

Nadie los reconoce, nadie sospecha.

En algunos casos, lo robado permanece días o inclusive semanas en las casas rentadas de los infiltrados, quienes desparecen del mapa sin dejar huella.

Brillante ¿no?

Las autoridades aseguran que por fin han entendido el modus operando de las bandas pero reconocen que es prácticamente imposible generar una estrategia de prevención para la comisión de este tipo de delitos.

Sí, la delincuencia ha sentado sus reales en la capital.

Las bandas cada vez son más “profesionales”, más estudiosas, más creativas y no cabe duda que, a pesar del poco objetivo optimismo que se maneja en el discurso, le van ganando, y por mucho a las fuerzas del orden.

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

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