23-04-2024 08:32:35 PM

Partidos: crisis o replanteamiento (II)

Si bien la izquierda mexicana nunca se ha caracterizado por la unidad y los cambios de nombre, dirigencias y corrientes internas enfrentadas han sido la constante en los partidos que han intentado agrupar a todos en un solo proyecto (PCM, PSUM, PMS, PRD), la verdad, en los últimos años, el PRD finalmente había logrado victorias importantes en muchas zonas del país.

            Luego de una historia de décadas de desencuentros y enfrentamientos, muchas corrientes de izquierda pudieron unirse en torno al proyecto cardenista, primero en 1988 para enfrentarse electoralmente a Carlos Salinas de Gortari (en el Frente Democrático Nacional) y luego ya formalmente en el Partido de la Revolución Democrática a partir de 1989-1990.

            El PRD, sobre todo a partir del gobierno de Ernesto Zedillo, comenzó a conquistar algunas plazas importantes, hasta llegar a la Jefatura de Gobierno del DF (justamente con Cuauhtémoc Cárdenas en 1997), misma que han retenido hasta el momento actual. Hoy gobiernan también los Estados de Baja California Sur, Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Chiapas (aunque en éste último el Gobernador Juan Sabines se ha desmarcado en mucho del PRD) y también tuvieron en su poder Tlaxcala.

            Pero, quien le dio un impulso definitivo al PRD nacionalmente fue Andrés Manuel López Obrador, a partir de su dirigencia (1996-99) y, desde luego, cuando ocupó el gobierno del D.F. (2000-2005) y luego la candidatura presidencial en 2006.

            Muchos siguen sosteniendo (empezando por él mismo) que López Obrador ganó la elección presidencial (según el dato oficial del IFE, AMLO perdió por solo 0.43 % de los votos ante Felipe Calderón), además de que su partido obtuvo 127 escaños (sumados a los de sus otros aliados, Convergencia con 17 y PT con 13), convirtiéndose así en la segunda fuerza política en la Cámara de Diputados. En el Senado el PRD tiene 26 curules, más 5 del PT y otros 5 de Convergencia (el PAN tiene 52 Senadores y el PRI 33, más los 6 del Verde).

            Lo anterior nos muestra que el PRD tuvo en su momento un enorme capital político y una fuerza innegable que nunca antes había tenido algún partido político de izquierda. Pero los propios perredistas se han encargado de despilfarrarlo.

            El empecinamiento de López Obrador en ser el caudillo de la lucha perredista utilizando la presión callejera y métodos cuasi violentos para conseguir que su movimiento no mengüe, lo ha enemistado con los mismos miembros del partido y éste se ha dividido seriamente para el día de hoy.

            AMLO y el PRD llegaron a tener preferencias electorales superiores al 35 % en todo el país durante 2005 y a principios del 2006. Hoy el partido del sol azteca apenas alcanza un 20 % de intención de voto en el país (de acuerdo a la Encuesta de IPSOS-BIMSA para El Universal del día de ayer) y aquí en Puebla apenas rebasa un 5 % de preferencias ciudadanas (encuestas BEAP).

            En otras palabras, la ciudadanía le ha dado la espalda al tabasqueño y a su partido. Quizás por no coincidir con sus métodos o quizás por el propio empecinamiento del ex candidato presidencial en aparecer como un líder mesiánico, pero el hecho es que la gente ha regresado en preferencias a otros institutos políticos (sobre todo al PRI, por cierto).

            Y por si fuera poco, como ha ocurrido en otras ocasiones (hay que recordar que las broncas en una elección interna perredista no son nuevas, pues a principios de 1999, cuando compitieron por la dirigencia nacional Amalia García, Jesús Ortega, Mario Saucedo e Ifigenia Navarrete, ante la cantidad de denuncias de irregularidades e impugnaciones, el proceso fue declarado nulo y se convocó a una nueva elección para el mes de octubre del mismo año; el líder que se retiró y no aceptó un período extraordinario fue nada menos que… Andrés Manuel López Obrador), a mes y medio de haberse llevado a cabo elecciones internas, hoy no se sabe aún quién es el nuevo Presidente del CEN perredista, lo que ha provocado un cisma cada vez más cercano, propiciado, en mucho por la obstinación de AMLO de querer imponer a Alejandro Encinas en lugar de Jesús Ortega.

            El juego de López Obrador cada día es más claro y se define en su propia frase: “El movimiento soy yo”, lo que demuestra que el tabasqueño continuará su lucha con o sin el PRD y buscará afanosamente ser nuevamente candidato presidencial (por algún otro partido que puede ser Convergencia o uno nuevo) en 2012.

            Con todo lo anterior, el PRD se debate en estos momentos entre la crisis de un nuevo rompimiento (mucho más trascendente que otros anteriores) o el replanteamiento ante un proyecto personal que tiene como objetivo –por el momento muy lejano en cuanto a preferencias- el ganar la Presidencia de la República.

            Veremos si en los próximos meses López Obrador y el PRD, cada uno por su lado o unidos en una gran alianza de izquierda, logran levantar las simpatías ante un pueblo cada vez más hastiado de sus radicalismos maximalistas.

            Usted ¿qué opina?

            Mañana, análisis del PRI.

 

jriverp@yahoo.com

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