29-03-2024 05:38:34 AM

Industrias sufren por gas y el dólar

Verdaderos malabares en los costos de operación realizan ya varias industrias en Puebla, sobre todo las exportadoras, ante el disparo que han tenido los energéticos y otros insumos, y por otro lado sus ingresos se ven disminuidos ante la fortaleza del peso frente al dólar.

La imparable carrera de los petroprecios a nivel mundial ha repercutido, por supuesto, en el costo del gas natural que de estar en 7 dólares el BTU ahora está 9.75, es decir un incremento del 39.2 por ciento en menos de seis meses, máxime que es un producto que importa México.

Prácticamente todas las grandes empresas en la región y algunas medianas operan con gas natural, y el precio de éste ha impactado seriamente en sus costos de operación en los últimos meses. Y no le ven salida en el corto plazo.

Algunas de las grandes plantas desde el año pasado empezaron por optimizar sus procesos de producción, incluso apoyados en recuperar energía que a la larga les significa un ahorro en sus gastos. Por ejemplo, instalaron sistemas que recuperan el vapor y lo transforman en energía, así han abatido el consumo de energía eléctrica o gas, dependiendo de sus procesos de producción.

Sin embargo, ello no es suficiente y sus presupuestos de operación para este año resultan muy superiores a lo que tradicionalmente estimaban, e incluso podrían quedar desfasados en los próximos meses, si se mantiene la escalada en los precios del petróleo, que al cierre de la semana pasada alcanzaron los 116 dólares por barril, y no hay visos de que pueda haber  un ajuste en el mercado vía recorte de producción del hidrocarburo.

También hay empresas que no sólo el gas natural les significa una sensible variación en sus costos de operación, sino también su materia prima como el acero, metal que lleva ya varios años en constante alza sin que dichas industrias puedan repercutir ese costo, en términos reales, en el precio final de sus productos.

A decir de algunos industriales esta situación se agrava ante la fortaleza del peso frente al dólar, que ronda en los 10.4610, y por supuesto encarece el producto final a exportar.

En ese sentido, aun cuando se mantengan los precios del producto final para ciertos mercados externos los artículos hechos en México resultan caros.

Por el momento las empresas no tienen mucho margen de maniobra, solamente tratar de optimizar su producción, mejorar la productividad en las plantas, y trabajar por ampliar los mercados en dónde colocar su producción, si es que se registra una contracción en la demanda por parte de Estados Unidos.

Lo cierto es que, en el corto plazo, no se avizora un cambio sustancial en el mercado de los hidrocarburos. El precio del petróleo podría seguir al alza en tanto se mantenga la debilidad del dólar estadounidense, y se continúe la elevada demanda del crudo no sólo por las naciones desarrolladas sino las emergentes como China.

Cabe señalar que las grandes empresas en Puebla están vinculadas con el sector automotriz, químico y de alimentos, que destinan poco más del 85 por ciento de su producción a la exportación y, son los rubros donde más se han dado las variaciones de precios en los insumos que requieren. Así que no la tienen nada fácil.

¿Y, ahora quien podrá protegernos?
Resulta preocupante escuchar las declaraciones un tanto contradictorias que hicieron el secretario de Hacienda, Agustín Cartens, y el presidente Felipe Calderón sobre qué tanto le afectará a México una recesión en Estados Unidos.

En la cumbre del Foro Económico que tuvo lugar en Cancún la semana pasada, el presidente Calderón aseguró “el problema que yo tengo como presidente es que, qué hacemos cuando a Estados Unidos le da un catarro, y es que de hecho le está dando una pulmonía, quién sabe que nos vaya a dar”.

Y por otra parte, la secretaría de Hacienda afirma que la recesión de Estados Unidos sí podría afectar a México “pero no de manera importante”.

Durante buena parte de los tres primeros meses de este año tanto el mandatario como el titular de Hacienda en innumerables ocasiones aseguraron que México estaba “blindado” para enfrentar tal situación, y que las condiciones macroeconómicas eran de lo mejor.

Tanto así, que Calderón dijo que con el Programa Nacional de Infraestructura y la reactivación del mercado interno serían la  respuesta para proteger el empleo y a la planta productiva del país.

Al presidente sólo le faltó repetir la frase de su antecesor, cuando se le inquirió si no iba a intervenir en la solución de un problema, y se concretó a señalar ¿y yo porqué?

Con un mandatario que no sabe qué hacer cuando al vecino le está dando pulmonía, no resta más que preguntar. ¿Y, ahora quién podrá protegernos?

 

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