Terminó abruptamente la luna de miel que vivían la afición poblana y el técnico del equipo de LaFranja, José Luis Sánchez Solá.
¿La razón?
Un extraño proceso de transformación que convirtió a la Magdalena favorita del futbol mexicano- esa cuyas lágrimas conmovieron a miles de seguidores del Puebla- en un Frankenstein con comportamiento de energúmeno, que a mentadas de madre intentaba a toda costa que los aficionados de la zona de plateas no manifestaran libremente su inconformidad por los errores cometido por un portero que, sobra decirlo, no tiene el nivel para jugar en el máximo circuito del futbol nacional.
Sí, el famoso Chelís hizo el papelón de su vida cuando en la rueda de prensa arremetió contra la afición poblana, esa que se ha volcado a favor de su equipo semana tras semana y paga una cantidad de dinero considerable para ver un espectáculo que casi siempre resulta francamente mediocre, a la que amenazó con “no mover un dedo por la salvación del equipo”.
¿Ir contra la afición?
¿Menospreciarla, atacarla?
Por favor, los seguidores de la Franja son los menos culpables de la situación por la que pasa el equipo.
Al contrario, ahí está, siempre fiel, siempre al pie del cañón, y está en todo su derecho de exigir un desempeño adecuado de un grupo de jugadores que se dicen profesionales y que cobran como tales.
Así de claro.
¿Un técnico que se involucra en un torneo de mentadas de madre con su propia afición?
Hágame usted el favor.
Probablemente lo que le sucedió al alopécico estratega es que sufrió una espontánea e involuntaria regresión y pensó que estaba todavía en sus épocas del llano o de la liga española.
Sólo así se explica el que se haya despojado de su investidura de técnico de un equipo de futbol profesional de la primera división nacional y se haya puesto el traje de patético bravucón de barrio.
Por cierto, una vez que se concrete la salvación del equipo ¿qué factor cree usted que habrá pesado más?
Las lágrimas de Chelís el apoyo de la afición.
SE FUE FERNÁNDEZ FONT
El sacerdote jesuita Fernando Fernández Font dejó de ser ayer rector de la Universidad Iberoamericana plantel Golfo-Centro.
El comunicado oficial asegura que su salida obedece a que le fueron asignadas nuevas responsabilidades al interior de la Compañía de Jesús.
La realidad podría ser diferente.
Fernández Font jamás fue un rector cómodo, tranquilo.
Más bien era considerado como “demasiado grillo” por la postura crítica que asumió ante diversas coyunturas que resultaron incómodas para personajes destacados de la vida política local.
Para algunos, la rectoría de una universidad como la Ibero debe de ser una especie de retiro académico en donde quien la ejerza no debe ni siquiera pensar en tener un papel activo como cabeza de una institución de importancia social.
Lástima.
latempestad@statuspuebla.com.mx