Mañana rendirá su tercer Informe el Gobernador Mario Marín. Como todo en esta vida, tiene puntos positivos y algunos que no lo son tanto.
Es evidente que desde el escándalo de Lydia Cacho, en febrero de 2006, las cosas nunca fueron iguales en la gestión marinista. Se podría bien decir que hay un gobierno antes y uno después de Lydia Cacho.
En el ámbito de la obra pública, yo creo que el escándalo provocó algo positivo (dentro de todo lo negativo que tuvo para el propio Gobernador y su imagen ante la sociedad de Puebla y todo el país): Se pusieron a trabajar.
Digo, nadie podría negar que desde entonces, el equipo marinista ha venido inaugurando muchas y distintas obras en todo el Estado. Ahora sí que gracias a Lydia Cacho. Nadie sabe para quién trabaja.
Lo cierto es que, hablando de percepción de la opinión pública, la imagen de Marín también ha venido variando. Primero hubo un gran bajón en la aprobación y calificación que la sociedad le otorga en las encuestas (del BEAP) que hacemos en Puebla y muchas otras zonas del Estado. Aquí hemos dado cuenta de eso en distintas ocasiones.
Pero con el paso de los meses (y a prácticamente dos años), Marín aguantó vara y siguió haciendo obra pública. Cuestionada, bien o mal hecha, con procesos transparentes o no, el caso es que la gente ha visto obras. O al menos al Gobernador en muchas inauguraciones, reitero.
El resultado de lo anterior fue que la calificación que en su momento fue reprobatoria (después del escándalo y durante varios meses), con el paso del tiempo fue mejorando y desde hace ya muchos meses, es aprobatoria, moviéndose entre ya siempre por arriba del 6 y a veces ya cercana al 7.
Esa es la realidad. Eso es lo que perciben los poblanos, pues. Y hay un principio en política y demoscopia que reza: “Percepción es realidad”. Espero poder mostrarles en estos días qué dicen los poblanos en nuestras últimas encuestas sobre el tema (del BEAP, pues).
Pero, como dijimos al principio, esa es una de las caras del balance de estos tres años. Pero también hay sus aspectos negativos.
Unote ellos, sin lugar a dudas es el ámbito de la Educación Pública. Ayer declaraba ufano Darío Carmona, Secretario estatal del ramo, que “sí ha habido avances durante el último año en la gestión marinista”.
Y nadie lo duda. Pero no en su área. Lo último que supimos es que los chamacos poblanos siguen reprobadísimos en los exámenes nacionales. Y cuando eso ocurre es que las cosas no están nada bien en donde se organiza la educación en el Estado.
Así que no ande pantereando Darío Carmona. Su papel en la SEP estatal ha dejado mucho qué desear. Y eso lo sabe él y lo sabemos todos.
Y tendrá veinte mil pretextos (que muchos ya los ha dicho una y otra vez), pero el caso es que la educación en nuestro Estado sigue siendo deplorable. Por supuesto, aunado al nefasto papel que juega el SNTE en todo esto, con maestros grillos que hacen todo menos enseñar bien a los alumnos de primarias y secundarias.
Así que entre SEP estatal y SNTE, el ámbito educativo del gobierno marinista se lleva una espantosa…X.
Otro rubro bastante malito del gobierno de Mario Marín es el de la Secretaría de Desarrollo Económico. Con un Secretario del ramo bastante opaco y que le tiene pavor a los medios, Gerardo Fernández, el Estado no tiene nada de desarrollo económico. Cero atracción de inversiones o empresas importantes para Puebla, que sigue rezagada en los últimos lugares nacionales en cuestiones de desarrollo económico. Y con ello el terrible desempleo reinante en el Estado y miles de poblanos huyendo hacia Estados Unidos (y Canadá ya también, por cierto). En esta área, otra espantosa…X.
Y ya para terminar (por hoy), si bien es cierto que ha habido algunas obras importantes en el Estado, la verdad es que también faltan algunas muy urgentes.
Sobre una de ellas ya he escrito tres o cuatro veces. Pues hay va la quinta.
La asquerosa “Recta de la Muerte” (Puebla-Cholula) sigue en ruinas. Accidentes y muertes casi diariamente. En penumbras. La basura y los arbustos ya ocupan más espacio que el propio pavimento, que de por sí parece que sufrió una guerra (aunque usted no lo crea, y a ver si mañana subo la foto, ya hasta crecieron ¡arboles! a medio pavimento, junto a la barrera, en la Recta).
En serio ¿para cuándo se atreverán a arreglarla? ¿Cuántos muertos y accidentes más deben haber para que alguien le de mantenimiento?
Hace meses, recibí en mi mail (como muchos otros periodistas) un boletín de la Secretaría a cargo de Javier García Ramírez y nos cuenteaban que en esos días comenzaría la remodelación de la Recta. Puro cuento. Todo sigue igual y hasta peor.
Eso sí, que la Célula será un polo de desarrollo mejor que Shangai, que el nuevo Centro Expositor estará a la altura de cualquier centro europeo, que Valsequillo quedará mejor que el lago Michigan después de su rescate… Ajá.
Primero arreglen la maldita Recta ¿Si?