17-04-2024 09:40:35 PM

Desdén y debate

Por Jesús Manuel Hernández

 

En el pasado la oposición pedía, exigía, debates con los candidatos punteros, era entre otras la única forma de estar en el mismo escenario y contagiarse de la popularidad del enemigo. En Puebla el tema no fue muy favorecido, primero porque los medios de comunicación estaban totalmente cerrados a la participación de los candidatos no oficiales y segundo, porque el partido en el poder veía con desprecio debatir ideas y propuestas con quien desde antes del arranque estaba derrotado.

El primer debate público entre dos aspirantes a la Presidencia Municipal de Puebla en un programa radiofónico lo protagonizaron Guillermo Pacheco Pulido y Francisco Fraile, los observadores consideraron la actitud de Pacheco como un síntoma de la madurez intelectual y política. En realidad, no fue un “debate” violento, se trató más bien de un intercambio de opiniones sobre cómo gobernar la ciudad, las elecciones fueron ganadas por Pacheco Pulido y Fraile reconoció el triunfo de su adversario.

En los tiempos modernos aldeanos, el debate más esperado fue el sostenido entre Rafael Moreno Valle y Javier López Zavala, ese donde el chiapaneco trajo a la vida el comentario del libro de Robert A. Hutchison sobre el caso del Citibank y donde aparece el nombre del papá del entonces candidato quien salió harto enojado y hubo tal presión que Zavala tuvo que ofrecer una disculpa.

Los demás debates locales no han pasado a la historia. De ahí que con un poco de morbosidad es esperado el debate convocado por organizaciones ajenas a las electorales, el Consorcio Universitario de Puebla donde están las principales universidades privadas de la ciudad; el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado, de ello se desprende que los intereses del debate son conocer las posturas de los aspirantes a gobernar Puebla sobre temas específicos, economía, empleo, educación y seguridad.

Pero he aquí que mediante correspondencia personal tres de los cinco candidatos se desmarcan de participar en el debate, los motivos son de poca importancia, pero alta relevancia, todos aducen tener asuntos agendados o superiores en su agenda. Postura que el pueblo ha empezado a calificar de inmediato “el miedo no anda en burro”, dicen.

La actitud de los tres que se niegan pareciera orquestada, dirigida, desde la misma batuta a fin de no dejar a Martha Érika sola frente a la crítica, la comparsa se la hacen Alejandro Romero Carreto y Michel Chaín Carrillo.

Hace algunos años el escritor, actor y director austriaco Fritz Eckhardt escribió una frase que merece la pena en tiempos actuales y ante el escenario del frustrado y desdeñado debate: “Los hombres entienden las discusiones como el arte de hacer callar al adversario; las mujeres como el arte de no dejar la posibilidad de hablar”.

O por lo menos, así me lo parece.

 

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