Por Valentín Varillas
Será a través de la revisión y posterior depuración del padrón de militantes, como el panismo duro intentará fortalecerse, de cara a la coyuntura electoral del próximo año.
La Comisión de Transparencia y Reingeniería del Padrón, instancia encargada del proceso, calcula que éste podría disminuir en un 30%, es decir, pasaría de 480 mil a 350 mil inscritos.
Según una nota de La Jornada, publicada hace un par de días, ahora, para refrendar la militancia, los interesados “tendrán que acudir a los comités estatales o municipales y registrar su huella dactilar en un equipo de cómputo enlazado al Instituto Nacional Electoral (INE), el cual verifica si corresponde con los datos de las personas.
Lo anterior se determino después de que “se detectaran afiliaciones “de papel” o de “carácter corporativo”, es decir, de personas que no tenían ningún interés de participar en Acción Nacional, pero que fueron inscritas con el único fin de que votaran en los procesos internos de selección de candidatos o dirigentes”.
Lo anterior, parece un traje a la medida, diseñado expresamente para debilitar al ex gobernador, Rafael Moreno Valle, y sus aliados al interior del partido.
Fue a través de la manipulación e infiltración del padrón de militantes, como el poblano se hizo con el control de parte del centro neurálgico de la toma de decisiones partidistas.
La estrategia fue avalada en su momento por Gustavo Madero y Ricardo Anaya, quienes se beneficiaron con la manipulación del padrón y facilitaron su llegada a la presidencia del CEN blanquiazul.
Paradójicamente, hoy es el propio Anaya -a través del senador Ernesto Ruffo- quien busca desesperadamente la depuración del padrón en aras de mantener el control absoluto del proceso de selección del candidato panista a la presidencia de la República.
Ricardo espera que el nuevo padrón quede listo para el 31 de agosto antes del inicio oficial del proceso electoral 2018.
A la par, Moreno Valle ha declarado en varias ocasiones que la consulta a la militancia debe ser el método con el cual “su partido” elija al próximo aspirante a llegar a Los Pinos.
El mensaje es clarísimo.
Según datos de la nota de La Jornada, el proceso de depuración del padrón panista se llevará a cabo en 16 estados del país.
Inició en Silao, en Guanajuato, cuna del conservadurismo panista más arraigado y se aplica paralelamente en Morelos, Nuevo León, San Luis Potosí, Tabasco y la Ciudad de México.
Como era de esperarse, en Puebla, no pasa nada.
Seguramente, se hará todo lo posible por dilatar al máximo un proceso que afecta los intereses políticos del grupo en el poder y que sin duda, abonará a una mayor división del ya por sí fracturado panismo local.
Juran que empezarán en abril.
¿Cumplirán?