Por Valentín Varillas
Pocos, muy pocos son los problemas reales que puede enfrentar Tony Gali al momento de tomar las riendas del gobierno estatal.
Disfrutará de un presupuesto histórico, tendrá un congreso incondicional y agachón, un poder judicial a su disposición y un fiscal transexenal a sus órdenes.
La “oposición” poblana vive en un auténtico estado de sumisión al grupo hegemónico en el poder y no se ve en el horizonte quién o quiénes podrían generarle dolores de cabeza.
En esta lógica, el horizonte luce claro, sin nubarrones.
Afuera, todo parece controlado en términos políticos.
Sin embargo, el enemigo real para el próximo gobernador será el riesgo de fractura interna; ese que desde hace meses se siente como una presencia constante en el núcleo del morenovallismo.
Es indudable que la única figura capaz de cohesionar al grupo es la de Rafael Moreno Valle.
A través de ese estilo tan peculiar de ejercer la autoridad, controla férreamente los apetitos personales y las ambiciones de quienes conforman su “corte”.
Nadie se sale del huacal, nadie se mueve sin su venia.
Una vez terminado su sexenio, dedicado “en cuerpo y alma” su proyecto presidencial -tal y como él mismo lo ha declarado-, en cualquier momento los demonios se pueden soltar.
Y es que, a pesar de tener ya años de pertenencia y haber cumplido con la meritocracia necesaria para ser considerado como tal, algunos miembros selectos de la burbuja siguen escatimándole a Gali el poderse ostentar como un auténtico morenovallista.
Quienes se formaron políticamente en aquella Secretaría de Finanzas del sexenio de Melquiades Morales y se mantuvieron estoicos fieles a Rafael durante buena parte de los años del exilio político poblano, se mueven bajo la lógica específica de una cofradía de notables y sienten que tienen derechos y beneficios .
Ellos pueden representar un severo dolor de cabeza para el próximo gobernador, ya que intentarán a toda costa mantener sus privilegios y defender sus intereses, tanto políticos como económicos.
La intensidad de la potencial oposición a Tony dependerá de cómo se resuelva la coyuntura panista rumbo al 2018.
Si Moreno Valle no es el candidato, el grupo -Gali incluido-, seguirá gustoso la la línea de sumarse con todo al proyecto de Martha Erika Alonso, hoy la candidata más competitiva entre los aspirantes a la gubernatura de Puebla.
Los jaloneos vendrán si Rafael es el nominado y tiene que perfilar en Puebla a otro abanderado.
La situación puede llegar a ser caótica, tanto por las consecuencias de los amarres que se hayan generado a nivel nacional, como por la ambición política de quienes se sienten con los tamaños de competir por el estado.
La rebelión en la granja pudiera ser de antología.
En este contexto, será interesante ver la lógica con la cuál se moverán varios personajes “cercanos” a Tony Gali, a partir del primer día de febrero del próximo año.
Se puede dar un escenario en donde se aplique al pie de la letra aquella trillada máxima de que “el enemigo está en casa”.
El riesgo es tan real, que es considerado ya como potencial foco rojo por quienes ocupan un lugar de privilegio en el ánimo y las consideraciones del gobernador Moreno Valle.
Existe una estrategia de contención lista para echarse a andar en caso de emergencia.
Y es por demás drástica.
¿La veremos operar?
