Por: Valentín Varillas
Dos delegaciones federales poblanas tendrán un peso específico importante de cara a la coyuntura electoral del 2018: Sedatu y Sedesol.
De ambas se espera que resalten el trabajo del gobierno de la República en estas áreas y que en su momento puedan maximizar los beneficios y el manejo electoral de los programas que operan.
Por ello, existe la probabilidad de que se den cambios importantes en ambas instancias.
En lo que a Sedatu se refiere, desde la llegada de Rosario Robles a la dependencia, se busca la sustitución de Román Lazcano.
A principios de año, su salida de la delegación ya se daba como un hecho.
Sin embargo, el rumor de su despido cobró tanta fuerza, que el todavía delegado se dedicó a echar mano de sus relaciones en el gobierno federal en aras de mantenerse en el cargo.
Tres poderosos aliados resultaron fundamentales para su supervivencia: Humberto Castillejos Cervantes, el Consejero Jurídico del Ejecutivo federal; el senador Raúl Cervantes Andrade y Erwin Lino, Secretario Particular del presidente Peña Nieto.
Los tres abonaron para que su amigo permaneciera al frente de la representación estatal de una de las secretarías más poderosas del gobierno federal, tanto por el presupuesto que maneja, como por los alcances de los programas que opera.
Uno de los poblanos más interesados en el relevo en la delegación de Sedatu es el subsecretario de la dependencia, Juan Carlos Lastiri.
Desde hace casi un año busca perfilar para el cargo a Juan Manuel Vega Rayet, pero no ha podido brincar el cerco que representan las influyentes relaciones de Lazcano con personajes muy cercanos al jefe del ejecutivo federal.
Los amarres y acomodos que se darán en la lógica de la próxima elección federal, podrían cambiar el escenario.
De concretarse el relevo, a la delegación de Sedesol llegaría Pepe Chedraui, actual diputado local y presidente del comité Municipal del PRI.
La designación de Luis Miranda como secretario del ramo facilitaría mucho su arribo.
Ambos tienen una relación muy cercana desde hace años, por lo que para Miranda, Chedraui representaría el perfil ideal.
Se trata además, de los pocos priistas que se han mantenido fieles al presidente, aun en medio de los más sonados escándalos del sexenio.
Incondicionales a toda prueba buscan, con la lámpara de Diógenes, Peña y su grupo.
Es evidente que, en el caso de Puebla, los delegados han fracasado rotundamente en la estrategia de “vender” el trabajo que el gobierno federal realiza en el estado.
El amarre y los acuerdos que existen entre el gobernador Moreno Valle y el presidente han sido uno de los principales obstáculos que enfrentan.
En el 2018, el actual grupo en el poder se juega muchas cosas, presentes y futuras.
Un mal cálculo electoral podría resultar fatal para ellos.
Si es verdad que llegó la hora de pagar facturas y que la próxima es la elección del presidente, el replantear la operación de las delegaciones poblanas tendría que ser un tema de altísima prioridad para los intereses oficiales.
