Por Jesús Manuel Hernández
La columna Templo Mayor del diario Reforma, usualmente bien informada, puso énfasis en su publicación de este martes 28 de junio en la construcción de la plataforma ideada por Rafael Moreno Valle para dejar a su esposa la silla después de Antonio Gali, quien aparecería así, como un gobernante de “intermedio”.
El rumor de que Martha Erika tiene toda la intención de ser gobernadora, empezó a darse hace un par de años; en consecuencia el grupo compacto en torno al mandatario se dividió, unos a favor y otros cuestionando la idea.
Un escalón más en el proyecto fue su inclusión en el CDE del PAN, algo así como un acto iniciático para que aprendiera a hacer operaciones político electorales.
Y los hechos y aspiraciones se han venido acomodando convenientemente en esta sincronicidad que beneficia al gobernador.
La aparición de Margarita Zavala en la carrera presidencial de 2018, le significa a Rafael un obstáculo, una piedra en el camino; pero he aquí que eso mismo le permite a él, sugerir abiertamente que su esposa, Martha Erika, también puede ser gobernadora del estado que controla a través de todas sus franquicias, salvo MORENA, pues obvio es que el PRI está a su merced.
La elección presidencial arrastrará a las elecciones en los Estados, la de Puebla, entonces, estará íntimamente ligada al proyecto personal y colectivo de Moreno Valle, quien si no salva el obstáculo sembrado por el grupo calderonista, bien podría gobernar otros seis años, desde la alcoba.
El problema es que algunos aspirantes, de su mismo grupo, empiezan a oír pasos en la azotea, se sienten incómodos, preocupados, porque la competencia es desleal, no es lo mismo “grillar” con el gobernador que dormir con él.
Tal vez por eso, a alguno de los suspirantes se le ocurrió filtrar la reunión al diario Reforma, un asunto que ha causado molestias al aún inquilino de Casa Puebla.
Mientras tanto en el grupo de Ricardo Anaya una versión avanza, las prácticas políticas de los panistas parecen inspiradas en la serie de House of Cards, o quizá, tal vez, los escritores de tan exitosa serie le siguen los pasos no sólo a los Clinton, a Calderón y a Moreno Valle, también.
O por lo menos así me lo parece.