Sin tanto aspaviento y en menos de tres años, la planta en Puebla de SKF se convirtió en la instalación más importante de América del Norte y se colocó entre las 10 primeras del poderoso grupo sueco, dedicado a la elaboración de rodamientos.
El buen manejo de los directivos locales, la calidad y excelentes niveles de productividad registrados por los trabajadores, hicieron que desde 2005 el corporativo sueco pusiera los ojos en Puebla para llevar a cabo un intenso programa de reajuste de algunas de sus plantas de Estados Unidos y de Alemania.
Además, Puebla juega un papel estratégico para la exportación de poco más del 90 por ciento de su producción al mercado de Estados Unidos.
Se destinaron casi 70 millones de dólares en la instalación de 4 nuevas líneas de producción y la creación de 210 puestos de trabajo.
Incluso, esto motivó que la semana pasada estuviera en Puebla la plana mayor de SKF encabezada por el Presidente del Consejo de Administración Tom Johnstone, que junto con el director general de la planta Puebla Germán Ordaz, evaluó las nuevas líneas de producción (que hoy inician operaciones formalmente) y los programas de trabajo para este y el próximo año.
La empresa calcula recuperar la inversión para el año 2011, una vez que mejoren las condiciones económicas en el mundo, pero sobre todo de la industria automotriz, según dijo a esta columna el director de Recursos Humanos, Jorge Ríos.
Camino a la bursatilización
Al parecer, los empresarios poblanos han comprendido que para competir y sobrevivir en la globalización es necesaria la profesionalización de sus negocios.
Por ello, algunos llevan a cabo desde hace unos dos años la reorganización de los negocios; han contratado a consultores para que apliquen auditorias en cada uno de sus departamentos (de administración y de producción) que les permita detectar sus fortalezas y debilidades y, a partir de ello, proceder a su corrección o fortalecimiento, respectivamente.
En general no andan tan mal estas industrias, sólo precisan algunos ajustes o hacer el trámite para obtener las certificaciones que les hagan falta ya sea de calidad, protección ambiental o de empresas socialmente.
El caso es que a partir de 2010, dicen los empresarios, estarán cotizando en la Bolsa Mexicana de Valores, aprovechando el nicho para empresas medianas.
Las empresas en vías de bursatilización son tanto del sector alimentos como el de minería, y que durante décadas se han erigido como las mejores de su ramo, pues su producción la colocan tanto en el mercado nacional como en el internacional.
Con todo y que el mundo vive una seria desaceleración económica, la cual empezaría a superarse hasta la segunda mitad del próximo año, según estiman algunos analistas, los empresarios aseguran que están en buen momento para cotizar en el mercado de valores. Si bien desde principios de este año sus ventas no han crecido como lo esperaban, tampoco han caído como en otras fábricas o sectores productivos.
A ver si ahora sí, los industriales poblanos se deciden a crecer y a concretar la proyección nacional e internacional de los negocios.
Hace unos años hubo intentos de otros hombres de negocios por incursionar en la BMV, pero fracasaron en el proceso. La falta de capitalización y de eficiencia en ciertas etapas de su proceso de operación canceló la posibilidad de que su nombre se iluminara en el tablero de la bolsa.
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