A poco menos de cien días de la elección presidencial en México, queda más que claro que en el gobierno estadounidense de Barack Obama ven sin recelo lo que los expertos norteamericanos consideran el inminente retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República.
Es más, de acuerdo con los especialistas, el gobierno norteamericano no concuerda con la idea de que el PRI sea un partido de dinos, al rechazar que en EUA haya temor ante el retorno del partido tricolor a Los Pinos y reconocer la regeneración que se ha producido en el PRI tras la dura travesía por el desierto que han protagonizado en los dos últimos sexenios.
De acuerdo con los promedios de las más recientes mediciones, encuestas y sondeos nacionales, si las elecciones presidenciales de México fueran hoy, el PRI (48%) con el ex gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, vencería a los partidos PAN (28%) con Josefina Vázquez Mota Y PRD (22%) con Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo es bien cierto que gane quien gane en las elecciones presidenciales de 2012, en México y EUA no tendrán mucho margen para cambios en la relación bilateral, enmarcada por una enorme vecindad geográfica y a una convivencia contrariada por problemas en común en materia de seguridad, lucha contra el narcotráfico, migración y comercio.
En el análisis cualitativo y de prospectiva realizado por diversos especialistas estadounidenses, Enrique Peña Nieto, por mucha distancia con sus adversarios, resulta el candidato ideal ante la problemática que enfrenta México, que implica escenarios de creciente adversidad que integran los complejos componentes que viven los mexicanos (inseguridad, narcotráfico, criminalidad, corrupción, desempleo, inestabilidad, incertidumbre, temor, desconfianza…). Peña Nieto tiene a su favor –subrayan los especialistas- la experiencia (gobernar el Estado de México no es cosa menor), visión de estado y temple necesarios para enfrentar con inteligencia los grandes retos, amén de que se propone forjar un gabinete con funcionarios experimentados y eficaces en sus respectivas áreas (situación de la que el gobierno de Felipe Calderón ha recibido severas críticas, hasta de su propia candidata, quien lo llamo club de amigos).
Hoy resulta una tarea titánica meter orden y transparencia en todos los ámbitos y esferas gubernamentales: las policías, las aduanas, ministerios públicos, jueces, impuestos, gasto público, oficinas gubernamentales federales, estatales y municipales, deuda pública, sindicatos…en fin, orden y transparencia en todos los ámbitos, esferas y en todos los aspectos gubernamentales.
Al respecto un experimentado político, reflexivo y con justa razón, me comentó: los mexicanos no queremos pleitos, ni conflictos, ni violencia o una guerra; deseamos paz, tranquilidad, seguridad y, principalmente, la certidumbre de que nuestros familiares salgan a la calle y regresen sanos y salvos.
Es correcta su apreciación ¿no le parece?
(*) Alejandro Córdova Gutiérrez
Analista para Norteamérica
cordovagutierrezalejandro@gmail.com
Permitida su publicación parcial o total sin contraprestación alguna.
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(°)El retorno de los brujos (original “Le Matin des Magiciens”) es el título de un libro publicado en 1960, subtitulado “Una introducción al realismo fantástico”. Lo escribió Louis Pauwels en colaboración con Jacques Bergier y trataba temas entonces novedosos. Pretendía dar comienzo a una nueva revolución cultural, y levantó una gran expectación. Fue objeto de críticas tanto elogiosas como demoledoras. En los años 1960 y 1970 se vendieron más de 2.000.000 de ejemplares en francés y otros idiomas (siendo la primera traducción española en 1962). ¿Qué pretendían demostrar Bergier y Pauwels con todo esto? Al leer el libro proponen que la realidad podría ser mucho más compleja de lo que suponemos o imaginamos. Y que nuestra percepción de los hechos y nuestro juicio acerca de lo verdadero y de lo falso, podría estar sesgada por todos los estándares, concepciones y teorías convencionales establecidos, implícitos en el sentido común. Lo que nos parecería falso, anormal o “fantástico” podría ser simplemente lo que no cabe en la manera común de ver las cosas. Y desde ese punto de vista, mejor apartarlo, olvidarlo: condenarlo, como diría Charles Fort, maestro literario de H. P. Lovecraft. Lo que proponen Bergier y Pauwels en su obra, es que nos liberemos de prejuicios, de teorías y concepciones caducas y volvamos a mirar directa y valerosamente a los hechos cara a cara, uno a uno, por fantásticos que resulten, antes de decidir con cuáles nos quedamos. “No nos lo creemos todo,” escribieron, “pero creemos que todo debe ser examinado.”
