La tortuga marina, uno de los habitantes más longevos del planeta, está amenazada por la excesiva pesca comercial, la caza furtiva, la contaminación de los mares, la destrucción y contaminación de sus áreas de anidación en las playas y el consumo humano de sus huevos.
A pesar de que existen diversos esfuerzos a nivel internacional para conservarla, desde hace años la tortuga marina continúa en la lista de especies en peligro de extinción. En México, gracias a los campamentos tortugueros se han podido mitigar de manera parcial sus principales amenazas.
Para contribuir este esfuerzo, Ricardo Alcalá Martínez, egresado de la Licenciatura en Electrónica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica (FCE) de la BUAP, diseñó una incubadora de huevos de tortuga marina que permitirá proporcionar las condiciones biológicas adecuadas, de manera artificial, para el desarrollo de los embriones.
Este proyecto fue el tema de tesis del alumno quien realizó una investigación de campo en Puerto Arista, en el estado de Chiapas, para recabar información sobre las condiciones de rescate que se realizan en los campamentos tortugueros. Lo asesoraron la doctora Amparo Palomino Merino, investigadora de la FCE y la maestra Aurora Alcázar Pestaña, co-asesora de la Escuela de Biología de la Universidad.
La doctora Amparo Palomino mencionó que para el diseño del prototipo, se recibió apoyo del Departamento de Investigación y Desarrollo Tecnológico (I+D) de la Facultad, el cual impulsa proyectos de corto alcance, pero que son de gran impacto social.
Control de temperatura y humedad
Alcalá Martínez indicó que el calentamiento global ha provocado que la mayoría de las tortugas sean machos –ya que la temperatura determina su sexo cuando aún es un embrión–, lo que impide que se reproduzcan adecuadamente. Considerando este factor, diseñó un software para controlar automáticamente las condiciones de temperatura y humedad en la incubadora.
Para la vigilancia de las condiciones en la incubadora creó un sensor ex profeso, porque además de la humedad relativa (que podía medirse con un sensor común), había que considerar la salinidad y pH de la arena en el interior.
En el caso de la temperatura, realizó un control digital de dicho sensor para mantener el clima adecuado que determinará la sexualidad de la tortuga. “Para determinar que sea macho se requiere arriba de 30 grados centígrados y para hembras, debajo de 30 grados centígrados”.
Por lo tanto, agregó, la temperatura ideal será de 31 y 29 grados centígrados, respectivamente – no debe haber diferencia de más de un grado con respecto a la temperatura ideal, de 30-, durante 45 días, periodo que dura la incubación. Si no se controlara adecuadamente ambos factores –temperatura y humedad–, el huevo sufriría putrefacción y el embrión no se desarrollaría.
La arena que se utiliza es arena in situ, es decir, la que eligió la tortuga para colocar sus huevos. Esto evita que se reutilice arena que pudiera estar contaminada por hongos y bacterias producidos durante la incubación de huevos anteriores.
El egresado dijo que otro problema que detectó directamente en el proceso tradicional de conservación de la especie, fue el traslado de los huevos hasta el campamento, en donde son colocados para “controlar manualmente” las condiciones antes mencionadas.
Los movimientos bruscos producidos durante su viaje en cuatrimotos hacen que el embrión prácticamente se bata, para ello “diseñamos un resorte especial con las características necesarias, a manera de amortiguador, para soportar el peso y reducir lo más posible estas perturbaciones”.
Un sistema único
El ex-estudiante de la FCE destacó que la principal característica de la incubadora es el control de la temperatura y la humedad. Este dispositivo básicamente utiliza un sistema de irrigación para controlar esta última variable, por medio de una especie de tubería que cuenta con ventiladores especiales que mantienen el calor y la oxigenación de los embriones.
Explicó que la estructura de la incubadora simula el nido que realiza la tortuga en la playa, “su tamaño es el mismo, así que está pensado en el peso que se requiere; mientras que el material que se utilizó es el ideal para que la humedad y temperatura no salgan del sistema, pero sí puedan entrar”.
Así se diseñaron dos incubadoras, cada una puede albergar hasta 50 huevos de tortuga. “Cada tortuga en promedio deposita o desova 100 huevos, por lo que vamos a extraerlos y dividirlos a la mitad, 50 para machos y 50 para hembras”.
La doctora Amparo Palomino Merino recalcó que los datos que se obtienen de los sensores para controlar estos parámetros o variables físicas, tienen la ventaja de que pueden controlarse a través de una computadora.
Señaló que la captura de información se efectúa gracias a una tarjeta de adquisición de datos, la cual fue diseñada por el doctor Sergio Vergara Limón, académico de la Facultad de Ciencias de la Electrónica, puesto que comercialmente no existe una con las características antes indicadas.
Una investigación con proyección nacional
La siguiente parte de la investigación consistirá en poner en marcha el funcionamiento de la incubadora, con la finalidad de observar el porcentaje de habitantes a salvar.
“La idea es preservar aproximadamente un 95 por ciento de los huevos, rescatando así un mayor número sin importar la especie, ya que el método tradicional funciona sólo para una de las especies, de las otras siete especies se recuperan el 10 por ciento del total de los huevos”, enfatizó el joven investigador.
Palomino Merino expuso que “una vez que el prototipo sea probado directamente en las playas de Puerto Arista, verificando que su funcionamiento es correcto y se obtengan resultados óptimos, se promoverá el uso de este sistema en la mayor cantidad de campamentos tortugueros posibles en el país”.
Ricardo Alcalá Martínez puntualizó que de esta manera, “se reorienta la tecnología a problemas y necesidades que existen en nuestro país y en el mundo, con el fin de solventarlos en términos de tecnología. No está peleada la tecnología con la naturaleza, al contrario podemos crear una vinculación armoniosa entre ambas”.