Bien dicen que no hay plazo que no se cumpla. Ha iniciado el año 2012. Año de conclusión del sexenio de Felipe Calderón. Año en el que será electo el nuevo Presidente de México. Año en el que se definirá también un nuevo Congreso de la Unión (diputados/as y senadores/as) y aún cuando el calendario electoral marca que se llevarán a cabo dieciséis elecciones para renovar Congresos, Ayuntamientos, Jefe de Gobierno del DF o Gobernadores, sin duda los ojos están en la elección federal. De manera que lo político-electoral será la marca del 2012.
La democracia mexicana estará nuevamente a prueba justamente a un siglo del primer esfuerzo del derecho electoral mexicano, plasmado en la ley conocida como Ley Madero del 19 de diciembre de 1911.
El recuento histórico demuestra que la vida democrática de nuestro país, se ha ido construyendo de manera progresiva y nos ha dejado lecciones históricas que no debemos olvidar, México ha transitado hacia la democracia; sin embargo, una cosa es instalar la democracia y una muy distinta es consolidarla y es justamente en este año cuando podemos iniciar ese proceso de consolidación.
¿Estarán dispuestos los partidos políticos a convertirse en escuelas de la democracia? ¿Estarán listos para cumplir? ¿Demostrarán respeto para ajustarse a lo que plantea la ley electoral? ¿La actitud de los actores políticos que toman las decisiones al interior de los partidos políticos reflejará con hechos el cumplimiento de las leyes electorales?
¿Las candidaturas podrán crear expectativas serias de gobierno? ¿Cuáles serán los argumentos para convencer a los 5 millones y medio de jóvenes que podrán votar por primera vez en este año?
O repetiremos la experiencia de hace seis años: Una elección bajo sospecha que ha acompañado a Felipe Calderón durante todo su gobierno.
Todavía son muchas las interrogantes, pero estamos ya en camino de conocer las respuestas.
Si los Partidos políticos tiene como fin contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones formadas por ciudadanos, a hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público; es momento de recordarles que cumplan con este fin establecido en la Constitución y dejen las argucias “convenientemente” pactadas retirando los obstáculos, para impulsar como candidatas a cuando menos al 40% de mujeres en cada una de las Cámaras del Congreso de la Unión.
Porque muchas veces se olvidan de que la integración de la representación nacional incluye a las mujeres; no como una dádiva, no como “mujerismo” sino como un derecho legítimo de tener voz para exigir a quienes nos representen en las instituciones una conciencia de lucha y el compromiso por las reivindicaciones fundamentales de las mujeres. Ha quedado debidamente demostrado que una de las vías para fortalecer la democracia es la ampliación de la participación y la representación de las mujeres.
Y en estos últimos años la representación de mujeres se ha visto disminuida, durante este sexenio en la Cámara de Senadores, el porcentaje se redujo de 23.4% a 21.8% y en la Cámara de Diputados la reducción fue considerable: en 2007 eran el 27.8% y hoy son 24.8%.
Establecer las estrategias que permitan cumplir con las mujeres, es tarea de los partidos políticos.
Pronto veremos si los Partidos políticos coaligados o no, cumplen y demuestran con ello su disposición de restablecer una democracia constitucional que nos lleve a recuperar la confianza perdida. De lo contrario estaremos abonando a su deterioro, manteniendo prácticas autoritarias, irresponsabilidades y simulaciones.
“Cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el mundo viejo. En ese día nacerá el mundo nuevo”: Louise Michel
2012 es un año de definiciones. Y es también el momento para concientizar a las mujeres del valor de su voto.
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