21-11-2024 09:17:38 PM

¿Más Vergara que Berdejo?

El discurso oficial maneja de forma recurrente aquella frase que asegura que Puebla es la cuarta ciudad más importante del país.

Sí, como no.

La contundencia de vivir el día a día en nuestra capital nos demuestra que se trata sólo de uno de tantos “lugares comunes” que se utilizan obsesivamente en la declaratitis de nuestras autoridades, pero que en los hechos no son congruentes con la realidad.

Sí, la ciudad está enferma y su cáncer es producto de años y años de abusos, de corruptelas y de malos gobiernos.

No hay más.

Sólo así puede explicarse que las primeras lluvias de la temporada hayan acabado fulminantemente con un maquillaje citadino que la hacía ver más o menos aceptable y que el agua nos haya mostrado con toda su crudeza, nuestra monumental deficiencia en materia de servicios públicos e infraestructura urbana.

Empieza a llover y se colapsa la red de semaforización que controla el tráfico en las avenidas más importantes de la ciudad.

Apenas cae agua y se suspende el de por sí ineficiente servicio de alumbrado público en decenas de colonias de la capital.

Un aguacero aislado actúa como la varita mágica que genera que aparezcan de la nada cientos y cientos de baches en calles y avenidas.

¿Es este el nivel de vida que merecemos quienes en teoría vivimos en la cuarta ciudad más importante de México?

Por favor.

Lo grave del caso es que, mientras la ciudad se desbarata a pedazos, las autoridades municipales continúan con esa parsimonia, con ese ritmo lento, aletargado, cansón e ineficiente que ha caracterizado a la actual administración.

Se habla mucho se dice mucho, se planea mucho, pero en la frialdad de los hechos, a la hora de demostrar, se resuelve muy poco.

La Secretaría de Gestión Urbana y Obra Pública no escapa a esta dinámica.

La burocracia interna, el manoseo político, los compromisos de grupo, el todavía vigente y cada vez más intenso “fuego amigo” y el perder tiempo con los eternos planes que impiden que se empiece a actuar en problemas específicos de resolución urgente, han ocasionado que, en tan sólo cuatro meses, la decepción haya sustituido definitivamente a las expectativas que se generaron en el momento en el que fue nombrado Sergio Vergara como titular de la dependencia.

Si bien es cierto que los problemas de la ciudad no llegaron con las nuevas autoridades municipales, también lo es el hecho de que no se vea ni siquiera una estrategia clara de cómo se enfrentarán los retos que en materia de obra pública y de generación y mantenimiento de infraestructura urbana se tendrán en los próximos 32 meses.

El reto será romper con la tendencia actual, terminar con los nefastos resabios del pasado reciente y decidirse, de una buena vez, a tomar las riendas de la responsabilidad que implica ser gobierno e imprimirle un estilo propio a una cartera fundamental para el desarrollo de la ciudad.

La clave, está en el propio Secretario.

Y es que, Sergio, tendrá que demostrar en los hechos que es más Vergara que Berdejo.

¿Podrá?

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

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