El incremento a lo largo de la última década en el volumen de aerosoles en la región atmosférica de la Tierra que contiene la capa de ozono podría explicar por qué el calentamiento global se ha frenado desde 1998, según un artículo que publica la revista Science en su edición impresa.
Los aerosoles son pequeñas partículas sólidas y líquidas, presentes en toda la atmósfera y su presencia causa, en parte, las brumas que palidecen los cielos sobre grandes ciudades como Beijing, México o Los Ángeles.
Los tres tipos más comunes de aerosoles de origen natural son la sal de los mares, el polvo y las cenizas volcánicas, pero los aerosoles también provienen de la actividad humana, como la quema de combustibles fósiles.
Según el estudio encabezado por Susan Solomon, de la Dirección Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos, las mediciones recientes han demostrado que la capa de aerosoles en la estratosfera es “persistentemente variable más que constante, aún en ausencia de erupciones volcánicas”.
“La comprensión de los cambios climáticos en escalas de tiempo de años, décadas, siglos o más requiere la determinación de los efectos de todos los factores de radiación que fuerzan el clima de la Tierra”, señala el artículo.
Entre ellos se cuentan los gases generados por la actividad humana y que contribuyen al efecto invernadero, o calentamiento global, y los aerosoles naturales, “como asimismo la variabilidad interna natural”, añadió.
Solomon y sus colegas, entre los que se encuentran científicos de Francia, combinaron las mediciones tomadas en tierra y por satélites y elaboraron un modelo del monto de “fuerza radiactiva” causada por los aerosoles estratosféricos en los últimos 50 años.
La “fuerza radiactiva” es el desequilibrio que ocurre cuando hay más energía solar radiando sobre la Tierra que la energía infrarroja que se refleja al espacio.
Al cotejar los datos de la fuerza radiactiva en un modelo climático los científicos observaron que el incremento en los aerosoles estratosféricos ha aminorado en un 20% el calentamiento global que hubiese ocurrido desde 1998 si no hubiera aumentado el volumen de los aerosoles.
“Por otro lado, si los aerosoles estratosféricos disminuyeran a sus niveles de 1960 durante la próxima década la tasa de calentamiento sería más baja y la temperatura global promedio subiría 0.06 grados (Celsius) hacia 2020”, añade el estudio.
Los resultados indican que la adición de material volcánico en la estratosfera ha aumentado, en años recientes, su carga de aerosoles y que ésta es mayor que lo calculado anteriormente.
El incremento de los aerosoles estratosféricos “también puede atribuirse en parte a las emisiones de precursores de azufre (como el dióxido de sulfuro que proviene de la combustión de carbón) originadas en la actividad humana”.
Pero en este caso los científicos no se ocuparon de las contribuciones respectivas de las actividades humanas y los procesos naturales en la creación de aerosoles.