El alcoholismo en jóvenes es consecuencia de la flexibilidad de los padres, las leyes que se violan fácilmente, el historial genético y la cultura mexicana, afirmó la maestra Zaira Ramírez Apud, docente de la Escuela de Biología de la BUAP, durante una plática con estudiantes de esta unidad académica.
Consideró que quien consume alcohol antes de los 18 años enfrenta un gran riesgo de convertirse en alcohólico, y alertó sobre la mala conducta que asumen algunos padres cuando les dan éstas bebidas a los pequeñitos y hasta los fotografían con la botella de licor o cerveza, porque cuando crecen esta conducta les parece normal.
Una vez en la juventud, consumen alcohol no sólo en casa, sino en el interior de los coches o las canchas de futbol, ya sea porque ganaron o perdieron, en los antros y en todos aquellos lugares donde les es posible, comentó.
En una borrachera una mujer puede quedar embarazada y eso significa que “ya te amolaste, tienes que dejar la escuela, ponerte a trabajar para mantener a tu hijo. El hombre es más fácil que se libere del compromiso con aquello de que no sé si es mío o de mi compadre”, expresó.
En la plática mencionada, donde hubo interacción entre la ponente y los estudiantes, se presentaron cifras que revelan la situación actual en México sobre el alcoholismo.
La Encuesta Nacional de Adicciones 2008, reveló que el 4.5 por ciento de los menores de 12 a 17 años en San Luis Potosí son bebedores consuetudinarios, mientras que el 6.9 por ciento han caído en el abuso y la dependencia; le sigue el Distrito Federal con 3.4 y 6.5 por ciento, respectivamente.
Puebla en este sentido, se ubicó en el vigésimo lugar, sin embargo está en el sexto lugar respecto a la población de 18 a 65 años con el 4.8 por ciento de bebedores frecuentes.
Los jóvenes que solicitan ayuda al Centro de Integración Juvenil de Puebla lo hacen principalmente por problemas de alcohol y tabaco. Por su parte Alcohólicos Anónimos, revela que quienes asisten a las reuniones, son personas que consumen bebidas embriagantes desde los 7 años.
Antes de los 18 años, sobre todo las mujeres, empiezan a tomar bebidas combinadas que son más ligeras, como las cubas; de los 18 a los 29 años toman más cerveza, tequila, ron y otras, que dependiendo de la economía es su calidad, es decir, menor calidad y aunque el organismo se va adaptando, también se va dañando, expuso la maestra Ramírez Apud.
Ante el alcoholismo dijo, la prevención tiene que empezar desde la casa, donde los padres deben asumir una conducta de cero tolerancia y evitar aquello de “dale de tomar para que aprenda” o “prefiero que tome en casa y no en la calle”.
“No se trata de decirles a los jóvenes que no tomen, sino que aprendan a hacerlo con moderación y saber en qué momento tienen que parar, antes de que se convierta en un problema”, consideró.
Los jóvenes, recomendó, deben ingerir sólo tres bebidas del mismo tipo y sin combinar, en cada ocasión; no mantener el vaso o la botella en la mano, porque eso provoca que consuman más; alternar bebidas embriagantes con aquellas que no contienen alcohol, como agua mineral o simple, pero nunca las light, porque éstas emborrachan más rápido.
