Sólo este año en el estado de México la venta de playeras generó unos 81 millones de pesos.
En cada campaña electoral la playera es una prenda que no puede faltar, por su alta demanda entre los supuestos electores, al tiempo que es un medio efectivo de propaganda para partidos y candidatos.
Lo más curioso es oír a los candidatos (de cualquier partido) hablar a favor del empleo y de los productos nacionales, pero eso sí portando camisetas o playeras importadas, son pocas las prendas de manufactura nacional.
La prenda de importación legal es la más demandada, no tanto por la calidad sino por el costo que es hasta 40 por ciento menor al de una playera hecha en México.
Aún así hay fabricantes nacionales que logran cerrar contratos con los partidos o con los comercializadores para abastecerlos de la prenda. En Puebla existen cinco empresas capaces de elaborar arriba del millón y medio de prendas en cuestión de días, y por lo general participan en las elecciones que se realizan en los diversos estados.
Durante las campañas millones de playeras son importadas, en su mayoría procedentes de India, a un precio con el que difícilmente pueden competir los nacionales; porque a la prenda hay que agregarle el costo del estampado, el cual sí se hace en México (logo de partido y frase de campaña), y en algunos casos hasta se llega a teñir por completo la prenda.
El costo de una prenda importada y estampada en México aproximadamente es de 9.00 pesos, en tanto que una prenda local se cotiza hasta en 15 pesos.
En este año lo que más impactó a los fabricantes nacionales de playeras (como al resto de los confeccionistas) fue el costo de las fibras, la sintética elevó su precio 60% y el algodón 150%.
En los países asiáticos los industriales de la confección cuentan con el subsidio del gobierno desde el abasto de las fibras y luego con apoyos para exportar, aunado a que su mano de obra es sumamente barata por ello pueden vender a casi la mitad del precio que se maneja en México.
La Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV) indicó que tan sólo en el estado de México (cuyas elecciones son el 3 de julio) se comercializaron entre 8 y 9 millones de playeras, en su mayoría eran importadas. Los tres candidatos regalaron playeras a los posibles electores, aunque no en cantidades iguales.
De ahí que de forma conservadora se calcula una derrama entre 72 y 81 millones de pesos sólo por esta prenda, aparte habría que contabilizar otros artículos de propaganda como gorras, bolsas o bolígrafos, por ejemplo.
En los otros estados donde también habrá elecciones en julio, como Nayarit, Coahuila e Hidalgo, la venta de playeras es infinitamente menor a la de México, apenas si llegan al millón de prendas en cada uno, pero de igual forma la mayoría es de importación.
Ante la propuesta de reforma electoral para que en todos los estados en una sola jornada se elijan presidente de la República, gobernador, diputados y alcaldes, se supone que de entrada significaría recortar el presupuesto para cada partido político, y en consecuencia habría una redistribución de los artículos de propaganda que utilizaría cada candidato.
Esta medida significaría un menor manejo de prendas en comparación a lo que ahora se distribuye con varios comicios en un solo año en diferentes estados.
Por ejemplo, si en el estado de México ahora se distribuyeron 9 millones de playeras para candidatos a gobernador y en su momento se manejaron otros 7 u 8 millones en la elección para Presidente de la República, al aprobarse la reforma electoral para que las votaciones sean en una sola jornada se calcula que podrían manejarse unos 14 o 15 millones de playeras, es decir dos o tres millones menos que en comicios separados.
Aunque los partidos mantengan los artículos promocionales, como las playeras, no habría tanta variedad de diseños, sino que tendrían que optimizar recursos con dos o quizás tres diseños para el estampado, aunado al concepto que pretendan manejar en la campaña.
Los industriales de la confección de todos modos seguirán participando en las campañas, aunque saben que la reforma electoral si podría repercutir en el volumen de producto que lleguen a manejar, y eso lo empezarán registrar dentro de unos cinco o seis años cuando en varios estados del país entren en vigor los cambios en la duración de los mandatos locales hasta que se empaten las fechas de votaciones estatales con la federal.
