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A lo que el marido le revira:
-¿Quién dice que no quiero a tu madre, si yo la quiero igual que a la cerveza?-
La esposa, conocedora de la pasión de su cónyuge por la cerveza, le dice con tono de interrogación:
-¿Tú quieres a mi mamá igual que a la cerveza?-
-Sí, quiero a tu madre como a la cerveza, porque la quiero fría, con la boca abierta y echando espuma.