En la reunión de la Junta de Gobierno del Banco de México, con motivo de la decisión de política monetaria que resolvió por unanimidad mantener en 4.5 por ciento el objetivo para la tasa de Interés Interbancaria a un día, destacan las consideraciones que revelan las fortalezas y debilidades eventuales que puede enfrentar la economía mexicana.
Prevalece la preocupación sobre la capacidad de crecimiento de la economía estadounidense. Se ha presentado un alza de precios en productos primarios, que beneficia poco a nuestro país ya que somos importadores netos. La banca central se encuentra en el dilema de elevar la tasa de interés para restringir la oferta monetaria y elevar el ingreso de capital.
La cotización peso/dólar muestra una tendencia sostenida de apreciación. Los inversionistas ya prefieren pesos, vía tenencia de valores gubernamentales. El impulso del sector externo se va internalizando en la demanda interna. Sin embargo la recuperación salarial permanece lenta. Las cuentas del sector externo están en niveles de fortaleza, pero aun prevalece el riesgo de una inflación de costos.
Las perspectivas de crecimiento de la economía mundial para 2011 han mejorado. En Estados Unidos el ritmo de actividad económica repuntó en el último trimestre del 2010. Los pronósticos de crecimiento en Estados Unidos para 2010 y 2011 se han revisado al alza. No obstante, existe preocupación sobre la sostenibilidad de la recuperación a través del dinamismo del gasto privado una vez que se desvanezcan los efectos de los estímulos fiscales.
Los precios internacionales de los productos primarios han registrado una reciente alza, la cual fue más pronunciada entre los precios de alimentos y metales. El aumento en los precios de los productos primarios obedece a un cambio en precios relativos consecuencia de un aumento en la demanda y una reducción en la oferta a nivel mundial. Por el lado de la oferta, ésta se ha visto afectada debido a condiciones climáticas adversas.
La trayectoria favorable de crecimiento de los países emergentes continúa contrastando con la lenta recuperación de las economías desarrolladas. El reciente aumento de la inflación de algunas economías emergentes ha puesto a muchos de sus bancos centrales en un dilema: por una parte, las presiones inflacionarias requerirían de un incremento en las tasas de interés para restringir la política monetaria; por la otra, las mayores tasas de interés locales podrían incrementar el atractivo para la entrada de flujos de capital.
Después de haber registrado una fuerte depreciación en agosto de 2010 hasta alcanzar niveles cercanos a 13.2 pesos por dólar, la cotización del peso mexicano ha venido registrando una tendencia general sostenida hacia la apreciación. Lo anterior se ha reflejado en recomendaciones por parte de diferentes analistas financieros para que inversionistas tomen posiciones largas en pesos contra otras divisas. La posición de inversionistas extranjeros en pesos continúa creciendo, en particular a través de mayores tenencias de valores gubernamentales.
Con relación a la economía mexicana durante el cuarto trimestre de 2010, la actividad productiva en México continuó registrando una tendencia positiva. La recuperación del gasto interno está reflejando el hecho de que algunos de sus determinantes, tales como la masa salarial real del sector formal, el financiamiento y los niveles de confianza de los hogares y empresas, han presentado una tendencia más favorable.
La evolución de la demanda externa ha impulsado a la actividad manufacturera. Además, las exportaciones manufactureras mexicanas también se han visto favorecidas por la depreciación del tipo de cambio real, en comparación con sus niveles previos a la crisis. El impulso proveniente del sector externo, al igual que en otros países exportadores, se ha extendido a la demanda interna.
A pesar de que el empleo formal de la economía mueastra una marcada tendencia positiva, la recuperación de la masa salarial real total ha sido relativamente más lenta. Por su parte, el uso de la capacidad instalada en el sector manufacturero continúa creciendo, si bien se ha mantenido en niveles más bajos a los observados previos a la crisis.
De manera congruente con lo anterior, las cuentas externas siguen presentando déficit moderados, lo cual en parte refleja la ausencia de presiones por el lado de las importaciones asociadas con el gasto doméstico, especialmente en bienes de capital.
Cabe destacar, no obstante, que las condiciones anteriores podrían irse modificando a medida que la brecha del producto se vaya cerrando en 2011. El que en algún momento la brecha se torne positiva, implica que eventualmente podrían llegar a verse presiones en los principales mercados de insumos.