29-07-2025 02:29:26 AM

El Adán Augusto poblano

Por Valentín Varillas

 

El diputado Julio Huerta negó públicamente que supiera de las ligas de Uruviel González Vieyra con la delincuencia organizada, cuando este último fue detenido por la justicia.

Además, a quien fuera presidente municipal de Chalchicomula de Sesma lo hizo coordinador regional de su precampaña en busca de la candidatura de Morena al gobierno del estado.

Pero lo más grave es que, como subsecretario de gobernación y auténtico hombre fuerte de esa dependencia en el gobierno de Miguel Barbosa, Huerta no se enterara de la existencia de carpetas de investigación abiertas desde el 2022 por la Fiscalía General del Estado contra González Vieyra y sus hermanos Ramiro y Giovanni.

La instancia que procura justicia en el estado los relaciona con la estructura criminal de David González Pineda, el mayor distribuidor de droga en municipios como Chalchicomula de Sesma, San Nicolás Buenos Aires y Tlachichuca.

También tienen cuentas pendientes con la justicia por amenazas y peculado.

El supuesto desconocimiento de Huerta Gómez de esta realidad no es un tema menor.

Son asuntos que tienen que ver directamente con la gobernabilidad y la coordinación entre instituciones en un tema supuestamente prioritario como la seguridad pública y el combate a la delincuencia.

Un subsecretario de gobernación que opere realmente como tal, debe saber de la existencia de evidencias legales que supongan que alcaldías de municipios poblanos han sido infiltradas por organizaciones criminales.

Es una obligación mínima, básica, inherente a su cargo.

El hoy diputado local no sólo no hizo nada para coadyuvar a la aplicación del estado de derecho, sino que “premió” a Uruviel integrándolo a la estructura de operación de su precampaña.

Por incompetencia o por complicidad; las dos igual de graves.

Julio Huerta gastó decenas de millones de pesos en su estrategia de posicionamiento para amarrar la candidatura del oficialismo al gobierno del estado.

Fue impresionante de verdad el dispendio en espectaculares, vallas publicitarias, displays, señalética y demás parafernalia para promocionar su imagen.

Nunca se había visto algo siquiera parecido en el proceso interno de un partido.

Ta vez ahí se encuentre la razón de todo esto.

El dinero, siempre el cochino dinero que las organizaciones delictivas usan para meterse de lleno en la vida democrática nacional a cambio de impunidad.

Esa que la tuvieron garantizada mientras Julio Huerta fue servidor público y que se acabó de manera fulminante a medida que perdió poder.

Pero él no lo sabía.

Es más, todavía ni se entera.

Nuestro Adán Augusto de por aquí cerquita resultó igual o peor que el original.

Pobre Puebla.

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