17-07-2025 03:40:10 PM

El pecado de Adán

Por Valentín Varillas

La vinculación de Hernán Bermúdez Requena, ex secretario de seguridad pública en el gobierno del tabasqueño Adán Augusto López, con el Cártel Jalisco Nueva Generación, no tiene nada que ver con la presión gringa que ejerce sobre el gobierno mexicano para que combata la relación entre políticos y criminales.

No, éste es un tema doméstico, de especial interés en Palacio Nacional.

Y es que, por más que la presidenta guarde las formas en el discurso público, existen serios agravios entre ellos.

El ex hombre fuerte de AMLO le ha jugado las contras en temas considerados como prioritarios en la agenda del actual gobierno federal.

Operó en el legislativo, con otros adversarios de Sheinbaum como Monreal y Fernández Noroña, la modificación a iniciativas como la del nepotismo y la reelección, para defender los intereses de Andrés Manuel.

Se sintió con los tamaños de perfilar precandidata al gobierno de Chihuahua, utilizando recursos de empresarios a los que benefició el sexenio anterior, cuando la línea era no moverse y esperar los tiempos.

Y lo que falta por ver.

Adán Augusto está hoy en el cadalso porque simplemente se debe a quien ya no está.

Andrés Manuel le encargó el complicadísimo papel de ser el defensor acérrimo de sus intereses políticos como ex presidente. 

Y las leyes básicas, elementales, de la política real, nos enseñan que quienes han recibido esa titánica encomienda, terminan invariablemente mal.

Muy mal.

Aferrarse a lealtades del pasado en lugar de cerrar filas con quien detenta el poder en presente, no es una muy buena apuesta.

Sobre todo si existe una enorme cola detrás, producto de varios años de ejercer diversos cargos públicos.

Entró ya a un laberinto sin salida decorosa posible.

Bajo la lógica que la propia 4T aplica en temas como el de Genaro García Luna, resulta imposible de creer que el Adán Augusto gobernador no supiera de los amarres que su secretario de seguridad tenía con quien ya es el cártel de mayor presencia en territorio nacional.

Que operaba como líder de su célula principal, con los cientos de millones de pesos que tal complicidad supone, sin su aval y consentimiento.

Imposible.

En este caso concreto, el de Bermúdez Requena, no nos corrigieron la plana desde afuera.

Lo hicimos solitos.

Muestra de que cuando hay voluntad, o consigna, sí se puede.

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