PRIMERA PARTE
Rolando está casado con Julia desde hace más de 10 años y, al mismo tiempo, mantiene una relación sentimental –y sexual– desde hace varios meses con Laura, con el pleno conocimiento y aprobación de su mujer, que se lleva muy bien con la nueva novia de su marido. Ambas, además, pueden tener otras relaciones sin que a Rolando, aparentemente, le importe. Anteriormente, Rolando y Julia compartieron su casa – y su cama – con otra mujer. Nadie diría que los tres forman una familia al uso (ellos mismos rehúyen tal denominación), en cambio, constituyen un ejemplo de poliamor.
Este concepto, popularizado en la década de 1960, define una relación sentimental entre varias personas basada en la honestidad y la sinceridad mutuas, en la que los celos no tienen cabida. Los poliamorosos quieren dejar claro que la suya no es una relación meramente sexual, como ocurre en el caso de los swingers (intercambio de parejas), sino que tiene que haber sentimientos.
Esta forma de vida, muy minoritaria todavía, está en expansión.
Los grupos de poliamor en Internet se multiplican, cada vez más gente acude a las reuniones sociales que se organizan principalmente en las ciudades de mayor tamaño, y sobretodo, cada día son más las personas que buscan esquemas de vida que den respuesta real a sus necesidades sentimentales. No obstante, el movimiento sigue siendo muy minoritario.
Sin secretos
La definición general del poliamor dice: “El poliamor es el deseo, practica, o aprobación de tener más de una relación íntima, amorosa y sexual a la vez con el conocimiento y consentimiento total de todas las personas involucradas.”
Es importante señalar que, si bien no hace falta un proceso de aprobación de parte del otro para que alguien entre a formar parte de una relación poliamorosa, esta debe ser compartida abierta y sinceramente con el otro. Debe haber una confianza natural entre los dos. No se trata de una situación de abuso, donde uno puede y el otro no, ni tampoco una relación donde la infidelidad de una parte dominante se tolera por una parte sumisa. Es esencial que no haya secretos, aunque no sea siempre necesario entrar en detalles. Hay grupos donde todos los miembros mantienen relaciones sexuales de forma simultánea, sobre todo si hay bisexuales, y otros en lo que no es así. El poliamor tampoco es una subcultura monolítica o uniforme.
Controles rutinarios de ETS y condones
Al margen del aspecto afectivo, los integrantes de relaciones poliamorosas tienen que afrontar las consecuencias, en la vida diaria y en materia de salud sexual, de mantener varias parejas al mismo tiempo. Los poliamorosos sostienen que el riesgo de padecer una enfermedad de transmisión sexual es inferior al de una pareja monógama, ya que, en su caso, se someten a análisis con más frecuencia y, además, cuando mantienen relaciones con otras personas, su pareja o parejas lo saben, lo que no suele ocurrir en las relaciones tradicionales.
Los poliamorosos sostienen que muchas personas se sorprenden ante la posibilidad de que sus parejas les estén siendo infieles y generalmente, cuando lo saben, es demasiado tarde y ya han contraódo una infección. Para ellos, “la honestidad protege más que el sexo a escondidas de muchas parejas monógamas”.
Vida familiar
La mayoría de los poliamorosos no tienen niños, aunque algunos grupos sí crían descendencia. Para ellos, la idea de criar hijos dentro de un grupo de padres es mejor que la tradicional, ya que “cuidar de los niños es mucho trabajo; los grupos que tienen niños los logran muy bien porque cuentan con más apoyo”.
Prejuicios
La mayoría de los poliamorosos sólo desarrolla plenamente su forma de entender la afectividad entre quienes piensan igual que ellos. Lo mantienen en secreto ante sus padres o en el ámbito laboral, por miedo a las consecuencias que pudiera tener.
“Hay mucha hipocresía con la sexualidad. Si sabes que vas a dar un disgusto a tus padres o que te van a criticar en el trabajo, callas, no se trata de ir dando disgustos a nadie, ni poniendo en riesgo tu credibilidad profesional”, explica una entrevistada de 42 años que cree que los poliamorosos son “muchos más” de lo que parece. Su pareja de 21 años de matrimonio afirma por su parte que en la mayoría de las parejas monógamas “se miente, no se cuenta lo que se está haciendo”.