Después de la derrota electoral sufrida por PRI a manos del PAN, en la pasada contienda electoral, la base esperaba y espera, que se convoque a reuniones distritales, municipales o seccionales, para analizar de la manera más certera posible, las causas de la derrota y sobre todo la actitud que deberá tomar la militancia ante un gobierno de oposición; comprometer ante la militancia a los diputados priistas, como gestores insobornables de las demandas de los pueblos y por lo tanto como aglutinadores de la ciudadanía en general, función que deben desempeñar si queremos mantener y acrecentar la militancia actual y por último, el papel que el propio partido jugará como defensor de los intereses de sus bases, jugando el papel, que como partido debieron jugar y que por el abuso del poder, nunca desempeñaron.
Dando pruebas, una vez más, que a la dirigencia, la militancia y el partido nunca le han interesado, nos encontramos que no solo no se hace absolutamente nada para conservarlo y mucho menos para fortalecerlo, sino que tal parece que el propósito es entregarlo al enemigo con armas y bagajes y conservar u obtener puestos de donde seguir viviendo.
Así lo prueba el hecho de que varios priistas, con motivo del cambio de la dirigencia, han aprovechado la ocasión para mostrarse mediáticamente, como dirigentes polémicos , como defensores de la democracia partidaria, como críticos insobornables de los vicios del partido, como los más sinceros detractores del actual gobierno, provocando con ello una confusión mayor que la que dejó a derrota; han dado pruebas de una incongruencia ridícula y demostrado una falta de dignidad, que a uno le queda la sensación de que realmente no hay priistas y no hay a quien irle. Todos peor.
Los que critican la falta de democracia del partido, (que es cierta), ¿por qué no se preguntan cómo llegaron ellos a esos puestos de dirección?, y si son honrados, tendrán que aceptar, tendrán que reconocer, que llegaron por la vía antidemocrática que ahora, con tanto ?energía? y ?valor? critican.
Se pudiera argumentar que el cambio de ideas y de conducta en el individuo es inherente a su propia naturaleza, y esa es la explicación de su actual conducta, pero con toda mi ingenuidad a cuestas pregunto, ¿pero cuáles han sido sus cambios graduales?
Hasta hoy la opinión pública no los nota por ningún lado, no encuentra a ese dirigente honesto, entregado y valiente defensor de los derechos de los militantes y por tanto, concluye que su actitud crítica es producto del momento y por intereses particulares inconfesables. Con índice de fuego, esos mismos ?críticos?, señalan a uno o varios posibles precandidatos a la dirigencia del PRI, como ineptos para dirigir al partido, y de esas descalificaciones se concluye, que el único apto para ocupar la presidencia del partido es el criticador.
Pero esto, no se argumenta como debiera hacerse, si realmente se es honrado y objetivo, con hechos contantes y sonantes; no se dan pruebas contundentes de su capacidad organizativa, de su trabajo partidario y de sus resultados y de solidez ideológica y por consiguiente debemos de aceptar sus méritos y sus capacidades por un acto de fe.
Por tanto a la militancia y a la ciudadanía en general, le queda la idea de que todas esas críticas, no tienen el propósito de mejorar el funcionamiento del partido, no buscan la democratización de sus órganos de dirección, sino que esas críticas prueban que pública y soterradamente hay un pleito por el poder, que hoy con motivo de la pérdida de la gubernatura se ha desbordado y no hay en sus filas, quien ponga orden y concierto. Demuestran que los beneficiados de ayer, quieren ser los beneficiados de hoy.
No hay ansias de democracia, hay ansias de poder y punto.
Varios dirigentes partidarios y funcionarios del actual gobierno priista, creyendo que la militancia olvida y la ciudadanía ni siquiera está enterada, hoy, a raíz de la derrota electoral, se han convertido por obra y gracia del PAN, en los críticos insobornables del gobierno marinista, y en muchos casos han guardado vergonzosamente sus escudos y cascos de guerreros marinistas y adoptado indiferencia total ante los ataques que recibe su jefe, al que juraron defender, incluso ?con la vida?, ante posibles ataques de la derecha retrograda y conservadora.
A la gente le queda hoy, más claro que nunca, que esta actitud, se explica, por el hecho de querer conservar la chamba en algunos casos, y en otros por el afán de quedar bien con el nuevo gobierno y obtener canonjías que Marín y el PRI no satisfacieron. No ha habido ningún funcionario que haya abierto la boca para decir a los empresarios que su función es crear riqueza y no esperar a obtenerla por la vía de la presión y el chantaje, no ha habido nadie que declare que satisfacer las necesidades de los poblanos es tarea del actual gobierno hasta el último día de su mandato y si para eso debe tomar decisiones como el endeudamiento, no solo es su derecho sino su obligación. Ahora bien, si no se toma esta actitud, es porque no hay partido, no hay militancia probada, no hay solides ideológica. Solo existe pragmatismo puro.
Por eso formar un nuevo partido, con mejores dirigentes, con militantes convencidos por la vía de la formación política, es la tarea de hoy.
*Dirigente del Movimiento Antorchista en la mixteca poblana.