20-09-2024 03:22:40 PM

Genoveva vs. Adán: la disputa por el PAN

Por Valentín Varillas

 

Todo parece indicar que los contendientes que tienen posibilidades reales de llegar a encabezar la próxima dirigencia estatal de Acción Nacional son Genoveva Huerta y Adán Domínguez.

Aunque sus aspiraciones pudieran ir de la mano de cómo se resuelva la contienda por la presidencia del CEN blanquiazul, en términos del movimiento de grupos al interior del partido en el estado, ello son, sin duda alguna, los perfiles más fuertes.

Genoveva sigue siendo una aliada incondicional de Marko Cortés.

Aunque en Puebla representa la parte disidente al grupo que controla al partido en la entidad, su mejor escenario se daría si el actual Comité Ejecutivo Nacional logra imponerse y hace ganar a Jorge Romero.

En el caso de Adán -el eslabón más fuerte de la corriente que encabeza Eduardo Rivera Pérez -le apuesta por una parte a la continuidad del panismo que lleva las riendas del blanquiazul poblano y por otra, al cambio radical que pudiera darse en el nacional.

Y es que ellos, han decidido apoyar con todo la candidatura de Adriana Dávila, una de las panistas más críticas de la forma en la cual Cortés ha llevado al PAN a la constantes catástrofes electorales que ha protagonizado, a partir de la llegada al gobierno de la 4T en el 2018.

Para nadie es un secreto el hecho de que Lalo y Marko han tenido diferencias políticas importantes que los han llevado al borde de la ruptura.

Antes y ahora.

Al poblano no le gustó que, en una visita a Puebla, Cortés lo destapara, anticipadamente y sin su consentimiento, como el inminente candidato a la gubernatura para el 2024.

Todavía vivía Luis Miguel Barbosa, con el que Rivera Pérez tenía no sólo un pacto de no agresión, sino una sólida alianza de tipo político.

La jugada de Marko le metió mucho ruido a los acuerdos, fracturó la relación institucional alcalde-gobernador, aceleró los tiempos de definición y les rompió la estrategia.

Ya en la coyuntura de la elección del abanderado opositor para el estado, los distanció todavía más el hecho de que Lalo condicionara su participación en la contienda poblana a la entrega de una diputación federal plurinominal para Liliana Ortiz.

En el CEN lo interpretaron como un chantaje al que tuvieron que ceder, ante la falta de cuadros medianamente competitivos con los que sustituir al ex edil.

Protegidos sus incondicionales con pluris, poco le importó al líder nacional el destino de sus candidatos en Puebla.

Visitas frías, poco comprometidas, además de una exclusión absoluta del diseño y operación de la estrategia electoral que se aplicó en la aldea. 

Y después de la debacle del 2 de junio nada, absolutamente nada.

Rivera y Marko – a través de sus respectivos delfines- se suben al ring otra vez, en un momento en el que el partido enfrenta la más importante coyuntura de su historia.

Del éxito o el fracaso de la renovación de sus liderazgos dependerá en buena parte su futuro como una opción viable en lo electoral.

Nada más.

 

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