Por Jesús Manuel Hernández
Cada gobernador ha tenido a sus hombres fuertes, no siempre han ocupado las posiciones donde los reflectores apuntan y hacen destacar a la persona; muchas veces quienes han permanecido tras bambalinas han logrado trascender más que los “protagonistas”.
Y es que cuando un candidato ganador empieza a gobernar, se enfrenta un tema: “pagar las facturas”. Es decir, corresponder a los favores conseguidos primero para ser candidato y después para ganar las elecciones.
Y eso pasa por los “acuerdos”, los “compromisos”, los “apoyos políticos” y por supuesto, y muchas veces en primer orden los “respaldos económicos”.
En ese cristal es que se recomendaba ver las designaciones del gabinete y descubrir a quienes realmente eran los hombres fuertes del gobernador en turno.
Así por ejemplo podrían pasar a esa lista personajes como Miguel Quirós, Marco Antonio Rojas, Carlos Trujillo, Jorge Murad, Efraín Trujeque, Alberto Jiménez Morales, Jaime Aguilar Álvarez, Jesús Hernández Torres, Jesús Morales Flores, Mario Montero Serrano, Luis Maldonado, etcétera, por mencionar a algunos que sin tener un cargo constante o relevante en el gabinete eran personajes que influían en los anteriores gobiernos.
Quizá uno de los más representativos de este que algunas llaman “gabinete alterno” haya sido Alberto Jiménez Morales, recientemente fallecido y quien tuvo en su mano el poder de decir “sí o no” en el gobierno de Piña Olaya.
¿Alguien recuerda quién era el Secretario de Gobernación de Piña Olaya? Quizá no, pero sí de la fuerza y el poder de “Don Alberto”.
¿Alguien recuerda el poder que tuvo Carlos Palafox Vázquez con Manuel Bartlett? Quizá tampoco y menos cuando sus horarios de ejercicio como Secretario de Gobernación terminaban a las 3 de la tarde.
Las anécdotas vienen a la mente por que el Gobernador Electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier ha soltado ya una serie de nombramientos del gabinete básico y el ampliado y la presencia de determinados personajes se presta, por obvias razones, a la especulación sobre un tema: la experiencia.
Ciertamente muchos se preguntan qué experiencia tiene fulana o fulano para desempeñarse como titulares de tal o cual Secretaría.
Pero el nombramiento no necesariamente podría ser estrictamente congruente con la “responsabilidad” que en el organigrama deba asumir.
Quizá esta “primera camada” de nombramientos cumpla con esas premisas señaladas al inicio, los acuerdos, los compromisos políticos y económicos, y en consecuencia deban verse, los nombramientos, a la luz de la especulación de que están ahí para “medirse” y “ser medidos” por los ciudadanos y por el mismísimo gobernador.
Dicho de otra forma, si fallan, verán la puerta de salida muy pronto, y con ello se argumentará que en el gobierno no tienen cabida los incapaces; y otros, tendrán despachos, oficinas grandes en espacio pero cortas en poder real. O sea, no necesariamente ser el Secretario o Secretaria de “algo” responda a la tradición de los gabinetes del pasado.
Y ahí habrá que descubrir a los “verdaderos hombres y mujeres fuertes” que acompañarán a Armenta Mier los próximos años.
Quizá esta medida sea una especie de “curarse en salud”, así que cuidado en irse con la finta, en eso de los “fieles de la balanza” habrá pocas o ninguna sorpresa.
O por lo menos, así me lo parece.