No es necesario ser Alejandro Chávez Palma, Alejandro Gallardo Arroyo o Federico López Huerta, reputados pensadores de la economía nacional, para entender que la ausencia de un ?mercado interno?, mas nuestra dependencia económica de los EEUU, tiene a nuestra Patria y a nuestras treinta y dos Matrias en estado de post-guerra.
1.- No hay empleo de ningún tipo; el proceso inflacionario tratado no con discreción por el gobierno federal, sino con secritud, avasalla nuestro gasto diario contaminando nuestra permanente depauperización.
2.- Agravado lo anterior con la sangría permanente de los gastos castrenses en la legal y legítima batalla contra la delincuencia de tercer nivel.
2.1.- Ante tal circunstancia lo único que deberían impulsar los gobiernos: El federal, los estatales mas los dos mil quinientos en números redondos ayuntamientos mexicanos es crear empleo con la obra pública.
El federal puede construir las grandes carreteras que unan en forma directa a las ciudades que deban vincularse orgánicamente a las costas casi deshabitadas (diez mil quinientos kilómetros lineales), para que así tengamos los nacionales acceso a la producción pesquera en mar abierto y granjas acuícolas, e incluso protejamos con nuestra presencia los tres millones y medio de kilómetros cuadrados de plataforma continental, donde se encuentra la riqueza petrolera.
2.2.- Los gobiernos estatales y locales llamados también ayuntamientos pueden proporcionar el sustento diario a millones de mexicanos haciendo caminos de concreto armado, brechas, y puentes, con sus manos usando materiales de la región e instrumentando el legendario Ramo 33.
¿Por qué no se hace?.
Por la comodidad que significa el contratar empresas constructoras (improvisadas la mayoría trianual o sexenalmente), pero que en cambio pagan diversas comisiones a los funcionarios otorgantes de la obra, a los revisores de las mismas e incluso ?donan? cantidades notables a los que firman o entregan los cheques producto de su trabajo; y aunque no es general esta conducta si es notable pues la coima del ?diezmo? o del ?vigésimo? mina al resto de la obra pública.
Otra causa es la carencia de capacidad organizadora de los funcionarios a cargo, pues su rango académico totalmente desideologizado los incapacita como gestores en ingeniería de organización social.
Deseable es que pongamos coto inmediato a nuestra atomización nacional donde la corrupción, los intereses creados, la irresponsabilidad social y la falta de creatividad e imaginación (de pueblo y gobiernos) nos arrastre al campo del enfrentamiento armado entre guerrillas altamente ideologizadas, guerrillas aliadas al narcotráfico, bandas o cuerpos de narcotraficantes, ejército y policías de todos los tipos.
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