Por Alejandro Mondragón
De lo inexplicable de la campaña para la gubernatura está la ausencia de timing político para vincular al candidato Eduardo Rivera Pérez con sus voceros y líderes partidistas.
El exalcalde, en un afán de contrastar a los gobiernos de Morena con los del PAN, se vació en elogios a las obras morenovallistas.
Apuntó: si de “buenos gobiernos se habla, ahí están las obras y la gestión del fallecido Rafael Moreno Valle”.
Fueron obras para la Puebla moderna, remató.
Peeeeero 24 horas después, las dirigencias nacionales del PAN con Marko Cortés; del PRI con Alejandro Moreno; y del PRD con Jesús Zambrano, se lanzaron en contra del morenovallismo, su obra y operadores.
Enfilaron sus críticas hacia Eukid Castañón, excontralor y operador político de Rafael Moreno Valle. Anunciaron que procederán legalmente en su contra por malos manejos en su paso por ese sexenio.
Entonces, ¿quién tiene la razón sobre el morenovallismo? ¿Eduardo Rivera o las dirigencias nacionales de los partidos que lo respaldan?
Tampoco el tema queda ahí. La pregunta es ¿qué tanto miedo le tienen a Eukid Castañón?
¿Qué les sabe?
¿O qué creen que les sabe?
Hasta ahora, Eukid se pasea más como leyenda de una causa política que tiene entrampados al candidato Rivera y sus líderes partidistas.
El primero usa al morenovallismo de ejemplo.
Los segundos lo maldicen.
Toda una tragicomedia al estilo Puebla.
