Por Valentín Varillas
En el presupuesto de Palacio Nacional, de cara al proceso del 2 de junio, se tienen muy claras las prioridades, los pronósticos y el potencial real de victorias que obtendrá el oficialismo en la elección.
Y en lo general, todo marcha de acuerdo a lo planeado.
Se sale del huacal el estado de Veracruz.
Lo que hasta hace muy poco se adelantaba como un triunfo cerrado, hoy se maneja ya como una muy probable derrota.
Cerrada, pero derrota al fin.
Cara le ha salido al presidente López Obrador premiar la lealtad por sobra la rentabilidad electoral.
Rocío Nahle, por muy cercana que sea al mandatario, dista de ser el perfil ideal para competir por un estado fundamental en el concierto nacional, fuente importante de votos para el proyecto de Claudia Sheinbaum.
La abanderada guinda ha conectado muy poco, o nada, con los electores veracruzanos.
No le ayudan tampoco los constantes y comprobados señalamientos de corrupción, que han permeado muy hondo en el imaginario de los habitantes de aquel estado.
En este complejo contexto, los estrategas de la campaña han tenido que redefinirlo todo.
Absolutamente todo.
Desde qué lugares visitar y cuáles más obviar en la agenda de eventos públicos de la candidata, para evitar hechos bochornosos que en algunos casos han derivado en la expulsión de la abanderada de algunos lugares en donde ha asistido a pedir el voto.
Para colmo, tiene enfrente a un candidato fuerte en términos de posicionamiento y arraigo.
Con muchos años de hacer política en su tierra natal, que ha sabido capitalizar al máximo todos los señalamientos, críticas y ataques que ha recibido su contrincante.
Esto ha disparado las alarmas en la sede del gobierno federal.
La auténtica y verdadera casa de campaña del Movimiento de Regeneración Nacional.
Si anticipan ya un descalabro en un estado en donde son gobierno, sumado al caso de Morelos, en donde el rechazo al actual gobernador aliado de Morena es unánime, el resto de los estados en poder de la 4T, se vuelven prioritarios.
Fundamentales para alcanzar las metas que ha dejado muy claras en su discurso el propio López Obrador.
Puebla, en primerísimo lugar.
Con la importante ventaja que llevan sus candidatos en la aldea, no debe de haber un sólo clavo suelto.
Tampoco excesos de confianza, ni pifias operativas o discursivas.
Toda la carne será echada al asador para amarrar seis años más en la presidencia de la República, en el gobierno estatal, los principales municipios, el congreso local y además, sumar diputados federales amarrando de paso la fórmula al Senado.
Así la magnitud del valor de Puebla de cara al primer domingo de junio próximo.
Otra vez, los caprichosos astros de la política nos ponen en un lugar protagónico de la escena nacional.
Lo que pase aquí será fundamental par definir el mapa político del país los próximos seis años.
De ese tamaño es el volado que se juega en las urnas poblanas.
