Por Jesús Manuel Hernández
La matemática es una ciencia exacta, la única dicen quienes de eso saben, por tanto no tiene ideología, no tiene escrúpulo, ni cambia de parecer o enfoque, simplemente es el resultado de axiomas, de razonamientos deductivos, aunque, dicen quienes saben, a veces hay errores.
En cambio la política es una ciencia social que analiza el comportamiento de la sociedad y los sistemas que la gobiernan, por tanto no es exacta.
Pero ambas se unen en un sentido cuando de gobernar, de ganar una elección se trata, y algunas de las premisas que componen la estructura del ejercicio del poder parten de su explicación.
Siempre se ha dado por válida la premisa de “divide y vencerás” como un criterio para conseguir los objetivos de la política. La “división” implica sin embargo una acción de la matemática.
Los políticos buscan “sumar” a sus enemigos para conseguir un frente común contra la oposición, y los de enfrente buscan lo mismo, sumar a quienes no coinciden con el enemigo, por tanto, las acciones de “sumar” y “restar” pasan por otra operación matemática, “la división”, de donde se desprende la conclusión “para reinar se debe dividir”.
El tema viene a la mesa por las acciones emprendidas por el candidato de MORENA y aliados, del aún senador Alejandro Armenta Mier, quien ha designado asesores a personajes que se la jugaron por el equipo contrario, Nacho Mier, y además ha recibido a varios expriistas y operadores de gobiernos panistas en una clara muestra de, dicen algunos, “apertura” a todas las corrientes.
Es decir, el calificativo de la “cargada” se ha borrado y en su lugar aparece la “suma” en clara alusión a la “política de puertas abiertas”.
En el pasado tricolor, institucional y revolucionario, se decía que una vez conseguida la candidatura el aspirante debía sumar a todos para luego dividirlos y finalmente restarlos.
¿Qué se puede interpretar de las medidas asumidas por Armenta Mier?
Las especulaciones están a la orden del día:
Hay quien piensa que Armenta no cuenta con suficiente equipo de primera división para gobernar y es por eso que busca aliados.
Otros consideran que para evitar la desbandada se les ha llamado a quienes jugaron en el equipo de Nacho.
Algunos más que la instrucción nacional es “borrón y cuenta nueva” en una comedida acción para curar heridas y tender “puentes de plata” rumbo al 2 de junio y posterior integración del equipo de gobierno.
La medida ha dejado en claro que los políticos cada vez carecen mucho más de escrúpulo, de ideología, de compromiso y que lo único que aflora es el común denominador del “interés por mantenerse en el poder”.
La decisión asumida la tarde del sábado por Morena para designar a Pepe Chedraui como su candidato a la presidencia por la capital de Puebla, viene a demostrar muchas de las premisas señaladas, su presencia provoca una gran división en la sociedad de clase media de Puebla, esa donde tradicionalmente el PAN ha tenido presencia, por tanto, las cartas sobre la mesa justifican el axioma poco matemático, pero harto político: “divide para reinar”.
O por lo menos, así me lo parece.