Por Jesús Manuel Hernández
El país está un tanto cuanto, diría aquel abogado de los 80 del siglo pasado, desajustado, luego de anunciarse la nacionalización de la banca a cargo de José López Portillo, y para solucionar el problema, decía el letrado, “hace falta un desajustador, una especie de médium” para hacer hablar a los muertos con los vivos.
El abogado ironizaba con las condiciones del país en aquel momento y usaba los artilugios de los “médium” tan socorridos por algunos políticos, incluyendo a López Portillo y su familia, según se filtraba en algunas crónicas periodísticas.
Cuarenta años después quizá valga la pena volver a llamar a un médium para explicar la mezcla entre el marketing y la práctica política.
En un escenario totalmente diferente al de 1982, la generación de percepciones va de la mano del TikTok, del Instagram, de las Redes Sociales y sus alcances.
Véase por ejemplo el caso de Nuevo León donde la fuerza de las redes y el marketing político van de la mano y han dejado secuelas circenses, la espectacularización de la política ha cobrado mayor práctica en Movimiento Ciudadano.
¿Pero qué se podía esperar de un personaje como Dante Delgado tan acostumbrado a “mediar” a servir de “médium”?
Pues nada, lo que faltaba, caminar como payaso en la asamblea de su partido con los tenis anaranjados, sólo le faltó la nariz roja de goma, como la de Brozo, diría alguno de los presentes.
Y si eso fuera poco ahora aparece la estrella de este circo anaranjado, Mariana Rodríguez, sin duda más que exitosa en redes sociales; “La Chabacana Mayor” como ella misma se define, es descendiente de Francisco I. Madero, a quien le rodeó en vida una serie de rumores sobre su afición a eso de los “médium”.
Así las cosas, la política en México está pasando de la construcción de un Estado de Derecho, de combate a la corrupción, de justicia, y reparto equitativo de la riqueza, etcétera, a un circo de tres pistas, donde el espectáculo se va imponiendo a la ciencia política, a la ideología, a crear los escenarios que demanda el país para terminar con la violencia, con el crimen organizado, con las diferencias económicas.
Pero como escribió el italiano Joseph de Maistre en su obra “Consideraciones sobre Francia” en 1796, después de la Revolución Francesa: “Toda nación tiene el gobierno que se merece”.
Pero años después André Malraux rectificaría el dicho de Maistre con esta sentencia: “La gente tiene los gobernantes que se le parecen”.
Los políticos mexicanos atribuyeron la frase a Maquiavelo, equivocadamente, con otras palabras: “el pueblo tiene el gobierno que se merece”.
Sea como sea, algo está fallando en la política para que la noticia sea los tenis anaranjados, “fosfo fosfo” de Dante Delgado y el arribo de la esposa del gobernador García, frustrado contendiente presidencial, a buscar, ella, la alcaldía de Monterrey, sin duda los pueblos tienen los gobiernos que merecen.
O por lo menos, así me lo parece.
