Por Jesús Manuel Hernández
Un periodista español, fallecido hace unos 20 años, se metió alguna vez a la política y acabó decepcionado, Emilio Romero argumentó ante su retirada con esta frase: “Madurar en cinismo en propio del político”.
Y a estas alturas cuando uno lee que 88 mexicanos de 128 van por la reelección en el senado para el 2024, y 467 de 500 diputados harán lo mismo, toma fuerza la premisa del periodista Romero.
Quizá sea la ausencia de cuadros en los partidos políticos, quizá los compromisos de los grupos de poder respecto al llamado “Plan C” tan socorrido en el discurso presidencial, o quizá la renovación del establishment nunca llegará debido a los poderes ocultos de quienes han sabido esperar para reaparecer.
Las elecciones en el Estado de México dejaron en claro que Alfredo del Mazo y los dueños del Grupo Atlacomulco no arriesgaron nada para ganar el proceso, pues tenían negociadas las posiciones de poder, pero no político, más económico.
Atlacomulco mantuvo sus privilegios económicos en el país a cambio de la gubernatura.
Marko Cortés abonó en la tendencia de tener prioridad en las candidaturas a gobernador en Puebla, Yucatán, Guanajuato y Ciudad de México, los pronósticos son reservados en al menos dos entidades donde el Plan C tendrá prioridad en el ahora llamado “Fuerza y Corazón por México”, sustituto del Frente Amplio por México.
El PRI cedió las posiciones a gobernador a cambio de encabezar con 14 posiciones a la primera fórmula del senado, y 96 candidatos a diputados; mientras el PAN irá con 13 posiciones al senado y 98 diputaciones y el PRD 3 aspirantes al senado y 59 diputaciones.
Estos “arreglos” dejan en claro que Alito Moreno y quienes han venido patrocinando al PRI solo han estado “rumiando” la derrota de 2018 y preparando todo el escenario para regresar con el ya famoso Plan C, y en ello va el sacrificio de figuras primordiales del panismo, “compañeros de viaje” dirían los clásicos del siglo pasado.
El escenario empieza a tomar claridad cuando a Xóchitl Gálvez la dejan prácticamente en la orfandad, arropada por su familia más que por los grupos en torno al poder político real.
Es decir el establishment gana más con el Plan C que con la recuperación de la Silla Presidencial.
O de lo contrario cómo se entendería a estas alturas el anuncio de Manlio Fabio Beltrones, quizá uno de los personajes de la política con más vericuetos, con más historia en el ejercicio del poder y que viene a representar una de las alas del sistema político mexicano con amplias identificaciones al pasado previo a la llegada de los tecnócratas.
Dijo Manlio en una entrevista más que orquestada: “Las cosas en el país no marchan bien y creo que en el futuro la solución está en el Congreso. Yo no he tomado una decisión, estoy evaluando esa situación y pronto lo resolveré”.
Las frases suenan a amenaza o a recompensa, quién sabe.
Dice la Tercera Ley del Poder de Robert Greene: “No debemos revelar nunca el objetivo detrás de nuestras acciones para mantener a la gente desconcertada y desinformada. Si no tienen ni idea de cuáles son nuestras intenciones, no pueden preparar una defensa. Hay que llevarles lo bastante lejos por el camino equivocado, envolverlos en humo, y para cuando se den cuenta de lo que nos proponemos será demasiado tarde”.
Dicho de otra forma, el cinismo se impondrá en el 2024.
O por lo menos, así me lo parece.