Por Alejandro Mondragón
Los berridos políticos de opositores a la Cuarta Transformación por la desaparición del Fonden, ante el paso del huracán Otis por Guerrero, se escuchan cada vez más fuerte.
El Fondo Nacional para Desastres Naturales no existe ya, pero el problema real no radica en su falta, sino en los excesos que se cometieron a nombre del Fonden, sin que se castigara a los culpables.
En el país, existen varios ejemplos ilustrativos de los abusos, agandalles y mano larga que hubo con los fondos federales.
En Puebla, para muestra dos botones.
Hace 24 años, la sierra norte de Puebla se inundó, además de las decenas de muertos, los pueblos quedaron incomunicados.
El entonces gobernador Melquiades Morales Flores instruyó a su secretario de Finanzas, Rafael Moreno Valle para abrir la arcas estatales y emplear todo lo que se tenía del Fonden para atender a las comunidades.
Al final se gastaron más de 2 mil 500 millones de pesos que por lo visto nunca llegaron a los pueblos. Eran recursos que no requerían comprobación ante Hacienda.
Tiempo después se supo que buena parte de los recursos sirvieron para construir una estructura paralela en Finanzas para el proyecto a la gubernatura del entonces secretario del ramo.
Otro momento. En 2017, Puebla fue sacudida por un sismo que generó destrozos en templos religiosos y viviendas. Se emplearon los recursos del Fonden.
¿Y qué cree?
Tampoco acabaron en los damnificados. Cientos de millones de pesos fueron a parar al bolsillo de funcionarios, mediante empresas fantasmas y organismos patito de promoción de la vivienda.
Sí, hace falta un Fonden, pero más castigar a quienes se beneficiaron con sus recursos. La mayor corrupción con gobiernos del PRI y del PAN.
Y ya no hablemos de los recursos federales que jamás llegaron a los damnficados de las explosiones en ductos de Pemex en San Martín Texmelucan en el año 2010.
Vaya desastres.