Por Alejandro Mondragón
Si alguien dudaba de la forma de leer los tiempos políticos del presidente Andrés Manuel López Obrador, para muestra un botón.
Xóchitl Gálvez era la aspirante mejor posicionada para recuperar la ciudad de México. Se encontraba muy encima de cualquier panista, priista e incluso morenista.
En Palacio Nacional se recibieron los reportes. Los focos rojos se prendieron, porque la franja opositora en la capital del país amenazaba con extenderse a otras alcaldías.
Y en este escenario reaccionó el animal político. Mientras encaminaba su propio proceso sucesorio con la favorita Claudia Sheinbaum, dio un portazo en Palacio Nacional para impedir que Gálvez ingresara a su derecho de réplica con un amparo federal.
La derecha política y empresarial inmediatamente leyó ese acto como “miedo” de López Obrador para encarar a la mujer que llegó en bicicleta al zócalo de la Ciudad de México y recibió toda la atención mediática.
AMLO captó el momento y comenzó a subir, inflar, a Xóchitl con críticas ácidas, con el proceso encaminado en Morena. La oposición se envalentonó para adelantar sus tiempos y perfilar por la vía de declinaciones a la senadora por el PAN.
“El fenómeno que teme AMLO”, escribieron en medios y redes sociales. El presidente siguió en lo suyo hasta que se consumó la nominación.
Con eso, La Cuarta Transformación la sacó la de jugada por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, donde sí era un peligro real.
Resuelta la interna en Morena con Claudia Sheinbaum, entonces ese “fenómeno político” comenzó a ser exhibida en arrebatos, salió el escándalo de la Casa Roja, el plagio de su tesis y demás señalamientos.
El globo se desinfló porque la oposición se sumó a la narrativa de la reacción, en tanto Sheinbaum cobijada por la estructura del poder presidencial y 23 gobernadores/as tiene a Gálvez en un nocaut técnico.
Como bien dice Valentín Varillas en su columna La Tempestad, la narrativa de la ganadora está en marcha ante una oposición sin argumentos.
Los números en las encuestas que dan amplia ventaja a la morenista llegaron al imaginario colectivo.
El presidente López Obrador logró dos destapes, el suyo con Sheinbaum y el de Xóchitl para descarrilarla.
Así las cosas.
