Por Alejandro Mondragón
La exagerada e irrespetuosa inscripción de la mayoría de aspirantes a coordinar la Cuarta Transformación en Puebla, deja en claro que se desconocen los métodos morenistas, en los que no caben premios de consolación.
Ahí está el caso de Ricardo Monreal, quien quiso consolarse con la Ciudad de México y le dijeron que parara de mamar.
Los acuerdos se toman con tres punteros, los demás habría quemado naves en aras de creer que se les reconocerá el “mérito de participación”.
La encuesta de reconocimiento que hará la Comisión Nacional de Elecciones, donde se fragua el dedazo disfrazado de evaluación final, será en realidad en sondeo de descarte, el detox morenista.
Los únicos que podrán incluir sus cartas, las cuales parecen ya definidas son los partidos del Trabajo y Verde. Cada uno llevará su posición para sumarse a otros seis (tres hombres y tres mujeres).
Nadie debe olvidar que los cargos de elección popular se ganan por encuestas; las plurinominales van por tómbola y el partido se reserva posiciones en Senado y Cámara de Diputados para lo que quieran Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
Así que vaya papelazo hará la mayoría de los 27 registrados.
Tampoco entendieron que los garantes de la unidad y gobernabilidad son los mandatarios/as, no las y los aspirantes, quienes se ven ridículos asumiendo roles que no tienen.
Que el gobernador Sergio Salomón haya propuesto que en la evaluación final vayan 8 cartas (con el principio de igualdad de género) no tiene que ver con el proceso que no está en sus manos, pues -repito- es la Comisión Nacional de Elecciones la que ya tiene armado todo.
Lo que planteó Salomón Céspedes y asumió como tal la dirigencia nacional de Morena es evitar el choque de trenes, exclusiones y gandallismo entre aspirantes.
Despresurizó una crisis de revancha en estados.
Quien lleva el pulso de la sucesión 2024 es Andrés Manuel López Obrador, quien a estas alturas ya definió y compartió lo que requiere Morena para las nueve gubernaturas con su candidata Claudia Sheinbaum.
Pero la bufalada y cargada de aspirantes están en otra frecuencia. No cabe la menor duda.
En política no hay sorpresas, sólo sorprendidos que no entienden que la competitividad está en dos proyectos, lo demás quedará en anécdota.
El dedito de YSQ, lo es todo en Morena.
Si dudan, pregúntenle a Marcelo Ebrard.
