Por Valentín Varillas
La convocatoria que rige el proceso de selección del candidato o candidata del oficialismo al gobierno del estado, desatará los demonios poblanos al interior del oficialismo.
Un punto en específico es el que seguramente detonará el redoble de los tambores de guerra: el que sean 2 hombres y 2 mujeres los que proponga el consejo estatal del partido, para ser medidos en la encuesta y no 3 y 3 como se había manejado.
Si bien el CEN tendrá la facultad de propuesta de perfiles adicionales, con esta medida se endurecen de manera importante los filtros que determinen a los finalistas.
Primero porque la bufalada que se va inscribir masivamente en el proceso no va a disminuir.
Si bien existen quienes entrar para negociar posiciones, hay otros que de verdad ya se la creyeron.
Y esos son los peligrosos en términos de unidad interna.
Porque son los que se sumarán a los que ya de por sí protagonizan desde hace meses un intenso torneo de ataques y descalificaciones que han trascendido incluso el ámbito político para centrarse en cuestiones personales.
Habrá quienes en su locura, se cierren a toda posibilidad de competir por alguno de los otros cargos de elección popular que estarán en juego.
¿Y entonces?
Más madrazos y de mucho mayor intensidad.
La reducción en el número de finalistas puso nerviosos a los que sí pueden ser.
¿Quién se descarta?
Porque la matemática de plano no da.
Son dos los más competitivos de acuerdo con las encuestas.
Uno más que crece de manera importante y que tiene la representación en el estado de la dependencia clave en el esquema de operación de la política social del gobierno federal.
Y otro más que, aunque nada competitivo, apela al cumplimiento de supuestos acuerdos cupulares de muy alto nivel, colgándose la medalla del triunfo de Sheinbaum en Puebla en la interna presidencial.
Si el partido a nivel nacional va a proponer sólo a uno de ellos, va a ver alguien que necesariamente quedará fuera.
Y dependiendo del personaje, se sabrá si alcanzan o no los posibles premios de consolación o si tendremos una versión poblana del patético y tristemente célebre “carnal Marcelo”.
Mientras, nos vienen casi dos meses en donde se darán con todo, quienes en teoría comparten convicciones, ideología, además de un mismo proyecto de nación y de estado.
