Por Alejandro Mondragón
Con diez años al frente de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Emilio Baños Ardavín observa cómo se extingue su autoridad como rector.
Contundente fue el señalamiento que días atrás emitieron estudiantes contra su gestión:
“Estamos cansados de no recibir apoyo de nuestro rector Emilio José Baños Ardavín, quien desde los homicidios de los compañeros; Ximena Quijano Hernández y José Antonio Parada Cerpa en el año 2020 nos prometió más seguridad en la zona, pero al día de hoy no ha cumplido con las expectativas y nuevamente estamos sufriendo actos de violencia”, subrayaron.
Lo peor llegó en el momento en que indicaron robos al interior de la UPAEP, acoso sexual y agresiones de personal de la institución hacia mujeres, como los casos de María Susana Vázquez Olvera, una indígena mixteca de 78 años de edad y su hermana, Margarita Vázquez, de 55 años de edad.
El resultado es más que elocuente: hay ausencia de autoridad con Emilio Baños Ardavín.
Aunque su última reelección concluye en 2025, lo cierto es que lo mejor que pasaría a la Upaep es la renuncia de su rector.
Está rebasado, la comunidad se cansó de su indolencia ante graves problemas al interior del plantel que no ocurrieron en otros rectorados.
Quiso esconder su negligencia en una mesa con autoridades municipales y alumnos para señalar que el problema estaba afuera, en la inseguridad.
Peeeero no, se localiza dentro, y él es incapaz de resolver la crisis.
Incluso, en su informe de labores del pasado lunes, se notó el vacío de otras autoridades. En los medios de comunicación, salvo uno, los demás ignoraron -en sus portadas- la existencia de Baños Ardavín.
Ante lo evidente no queda más que el retiro.
Que se elija un nuevo rector que demuestre autoridad en la Upaep y, sin tibiezas.