06-05-2024 12:35:28 AM

Partidos, verdugos de la democracia

Por Valentín Varillas 

El dedazo que ungió a Claudia Sheinbaum como abanderada presidencial del oficialismo, tiene un siamés igual de perverso en el famoso Frente Opositor. 

Ahí, bajaron de plano a Beatriz Paredes, la que había llegado hasta el final para disputarle a Xóchitl Gálvez la nominación. 

Y no hay que confundir: en este caso no se trató de una declinación auténtica, sino de la cancelación de la libre expresión del voto de los simpatizantes de la priista. 

Es evidente que no iba a ganar. 

No va por ahí. 

Toda la cargada opositora ve en Gálvez la única posibilidad real de competirle a la 4T la presidencia el próximo año. 

Pero eliminar de tajo la oportunidad de participar de quienes, aun sabiendo que no tenía ninguna oportunidad, veían en Beatriz una mejor opción, es de plano inaudito. 

Un atentado auténtico al principio básico, elemental, soporte de cualquier democracia. 

El Frente ha marcado así un peligroso antecedente: el repudio a la representación de las minorías. 

El rechazo al disenso por razones de competitividad. 

Hicieron pedazos -en su microcosmos- un derecho constitucional: el de votar y ser votado. 

Aunque se trate de un proceso interno, la esencia es exactamente la misma. 

Impusieron a sangre y fuego a la favorita y aplastaron cualquier posible disidencia. 

Todo, con el pretexto de mantener la unidad. 

Hicieron, otra vez, exactamente lo que tanto le critican al partido de López Obrador. 

¿Con qué calidad moral? 

Nos enseñan, con toda contundencia, que más allá de las diferencias de forma, en el fondo son exactamente iguales. 

Todos, más allá de colores, logos, partidos e ideologías. 

Para llorar. 

Exigen afuera lo que no están dispuestos a ensayar en su vida interna. 

ES la desilusión democrática en su máxima expresión. 

Ni a cuál irle. 

Peor, imposible. 

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