Este hermoso estado costero, desde hace mucho tiempo ha sido famoso, entre cosas, porque su gente lleva sobre las espaldas la leyenda de ser gente bragada; son incontables las muertes y corridos que se han generado por temas, políticos, amorosos etc; y el cantante y compositor guerrerense Joan Sebastián se ha encargado de difundirlos por todo el país y más allá de nuestras fronteras.
Creo que cansados de esa violencia y con la esperanza de un cambio de vida, los guerrerenses desde hace ya varios años votaron por una opción política ?distinta?: el PRD, pues la mayoría de los años negros de Guerrero, fue cuando el gobernaba del PRI.
En la actualidad, las cosas no han cambiado mucho; si, ya gobierna un partido distinto, con una persona de visión empresarial, pero la violencia, las muertes siguen siendo el pan de cada día, prueba de ellos es el hecho de que el año pasado, 78 familias de las más pobres de este estado fueron despojadas de su terruño por un cacique se nombre Bulmaro Ruíz, el cual a pesar de haber sido denunciado, simple y sencillamente no se le ha hecho nada por una sola razón: la protección que le brindan todos y cada uno de los niveles de gobierno de Guerrero, desde el gobernador, hasta la ?flamante? Comisión Estatal de los Derechos Humanos.
Amparados en esa forma de aplicar la ley y sabiéndose protegidos por los encargados de procurarla, integrantes de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur Emiliano Zapata (LASER), se dedicaron a intimidar y amenazar a los campesinos y líderes sociales que se enfrentaron al estado para exigir mejores condiciones de vida.
Finalmente este 28 de abril, ante la complacencia del gobierno estatal, cumplieron una de sus amenazas, de la manera más cobarde e impune asesinaron al presidente municipal de Zapotitlán Tablas, hombre cuyo único delito fue buscar darle a sus paisanos una vida distinta.
En estos días el gobernador del Estado, Zeferino Torreblanca Galindo, anda promocionando su informe de gobierno, el día 8 de mayo lo presentará en el orgullo del estado, Acapulco; seguramente que nada dirá de estos 2 acontecimientos pues poco le importan las condiciones en las que actualmente están viviendo las 78 familias indígenas, y todavía más poco el asesinado de un indígena, por muy presidente municipal que sea, dirá.
Pero los campesinos e indígenas que no tienen donde vivir y a los que José Santiago Agustino encabezaba no se les ha olvidado que es una de sus principales obligaciones las de garantizar estabilidad y paz social a todos los guerrerenses, por lo que acudieran a Acapulco a exigirle que se castigue a los responsables de la muerte del presidente municipal y también la responsable de que 87 familias estén durmiendo en la calle.
Ojalá no se tenga que derramar más sangre para que el gobierno estatal se decida impartir justicia de manera pronta y expedita.