Por Alejandro Mondragón
Perfiles ganadores que en realidad sumen, no se cuelguen de la campaña presidencial y a la gubernatura, es lo que se busca para el Congreso de la Unión en el 2024.
Ese carro completo para obtener la mayoría absoluta en las cámaras de diputados federales y senadores, excluye las cuotas, amiguismos y el clásico “ya le tocaba”.
Hoy la laaaaarga fila de aspirantes y rémoras para ser legisladores federales se estrellará con una ecuación básica: sumar votos y garantizar el triunfo en los distritos.
En el 2018, Morena y su candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador abrieron la puerta a cualquiera, unos acabaron por traicionarlos y otras representaron, en el ejercicio del poder, una vergüenza, a costa del proyecto de la Cuarta Transformación.
López Obrador y sus gobernadores y mandatarias tendrán la tarea de garantizar esa mayoría absoluta para las últimas reformas que pretende el Ejecutivo.
Activos, no pasivos, es el objetivo para las cámaras, hoy.
Irán los pesos pesados de Morena a tales posiciones, porque no van a ceder ningún espacio, pero no tendrán cabida aquellos y aquellas que por ser fundadoras del partido o porque el presidente “me quiere mucho” creen que merecen llegar al Congreso de la Unión.
Las reformas constitucionales hoy valen oro, pero para alcanzar ese tesoro se requiere el carro completo legislativo, pues de lo contrario la 4T naufragará sin remedio. Es todo o nada.
El presidente necesita a sus gobernadores para dar todo por el proyecto de la Cuarta Transformación, de ahí que las candidaturas que muchos y muchas las exigen se medirán en encuestas para que el que confirme el triunfo se la lleve, no quienes viven de la selfie y el protagonismo.
Las evaluaciones de perfiles ya están en marcha, en la que no caben los traidores/as.
