03-05-2024 12:33:15 AM

Cariño y presupuesto: caso BUAP

Por Valentín Varillas 

 

Del hielo más radical, a la inversión histórica. 

Así ha sido la transformación de las relaciones entre el gobierno del estado y la universidad pública poblana. 

Y en tiempo récord. 

Una relación institucional que se ensució de filias y fobias personales. 

Y de qué manera. 

Se vivió una involución que a nadie convino. 

Temas que deberían de haber caminado estrictamente en el ámbito legal, se operaron bajo la lógica de la víscera y no de la neurona. 

Como los pleitos familiares, de compadres o de amigos. 

No con la altura de miras que los estadistas necesitan para trascender. 

Hoy, la realidad ha dado un giro radical. 

Existen mil doscientos millones de pesos de inversión conjunta como prueba contundente de lo anterior. 

Además de más de 30 mil universitarios beneficiados. 

Hace seis décadas que no se veía algo así. 

En esta nueva realidad, tienen que ver las personas, claro está. 

Pero jamás por encima de las instancias a las que representan. 

Algo tan básico, ha sido un complicadísimo acertijo para quienes se han dedicado a la política y el servicio público en la historia moderna de Puebla. 

Y así, por años, hemos visto los más cruentos enfrentamientos entre niveles de gobierno y poderes del Estado.  

Entre instituciones públicas de todo tipo e instancias privadas u organismos empresariales. 

Todos contra todos. 

El ego, el maldito ego, dirían algunos expertos en psicoanálisis freudiano. 

El “Yo” desbordado, incontrolable. 

El que exige, súbitamente ser alimentado todo el tiempo.  

Ese “gran adversario” que hay que domar permanentemente para que no obnubile el sentido común. 

Para que no haga pedazos la calma, la frialdad y el realismo de quienes toman decisiones que tienen una incidencia directa, para bien o para mal, en la vida de millones de personas. 

Para que, quienes hoy están en la cima, entiendan la temporalidad de su tarea y no caigan en el espejismo de la infinitud. 

Es una trampa en la que -con matices si quiere- todos han caído. 

Y los despertares han sido muy  crudos. 

Llenos de soledad, añoranzas y lo peor: dejando como saldo a su paso por el poder  una enorme lista de damnificados. 

Por eso, más allá de ideologías, partidos, colores y simpatías, el que desde la BUAP y del gobierno del estado se trabaje de manera conjunta para generar más y mejor infraestructura educativa, es algo que se debe celebrar. 

Ahora y en los siguientes años. 

Sí, aunque pueda no gustar: las instituciones por encima de la banalidad y las obsesiones que detonan el ocupar posiciones de poder. 

Las instituciones por encima de todo, absolutamente todo. 

Siempre. 

 

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