Por Jesús Manuel Hernández
Nicolás Maquiavelo fue considerado como el padre de la ciencia política moderna, además de funcionario, filósofo, escritor también fue diplomático. Muchas acciones y premisas, usadas por los políticos de las últimas décadas se fundamentan en la interpretación de su obra “El Príncipe”.
En corto los políticos, sobre todo del PRI, acuñan frases atribuidas al florentino, incluso hay algunos que hasta han leído la obra de Maquiavelo.
En alguno de sus textos Nicolás escribió: “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”.
Una anécdota. Hace unos 20 años este reportero coincidió en un vuelo a Madrid con Alberto Jiménez Morales. Después de la cena me levanté a saludarle. Don Alberto, así le decían y le siguen diciendo, vestido de traje negro traía un libro entre las manos. Cortésmente lo cerró para charlar conmigo, el libro era precisamente ”El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo. No pude menos que preguntarle “¿Corrigiéndolo don Alberto?”.
La charla fue muy amena y Jiménez Morales mostró algunas líneas subrayadas y comentó “todos hablan de él, pero pocos lo han leído”.
La frase citada “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos” se aplica perfectamente a lo vivido en México la semana pasada, la enfermedad del Presidente desató las noticias falsas y le dio la razón a Humberto Eco, criticado hace algunos años cuando dijo en una entrevista: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino…”.
Pero también le permitió al Presidente, estudioso de la política y la historia poner en práctica los mejores guiones de novela de suspenso; desapareció, se hizo un vacío de información y al tercer día resucitó y enardeció a sus seguidores y por si fuera poco, se victimizó y sus enemigos lo revictimizaron una y otra vez…
Para que haya gente como López Obrador se ha necesitado que existan opositores como los vistos, oídos y leídos la semana pasada, pues como dicen los ecologistas: “Para que haya linces, se necesitan conejos”.
O por lo menos, así me lo parece.