23-11-2024 11:32:52 PM

Candiles del pasado, oscuridad del presente

Por Alejandro Mondragón

 

El entonces secretario de Infraestructura, Antonio Gali Fayad, cumplía años y se organizó su comilona.

 

Coincidía en los días cruciales por la definición del candidato del morenovallismo a la alcaldía de Puebla para suceder a Eduardo Rivera Pérez.

 

Los medios jugaban con los nombres de Fernando Manzanilla, entonces secretario de Gobierno; Jorge Aguilar Chedraui, en esas épocas en Salud; y el mismo Antonio Gali, a quien los duros del morenovallismo bloqueaban.

 

Vaya sorpresa se llevaron propios y extraños cuando en las principales avenidas de la ciudad de Puebla y zona metropolitana aparecieron espectaculares con la foto de Antonio Gali, del brazo de Rafael Moreno Valle.

 

Era la portada de una revista llamada Líder que sólo se leía en épocas de elecciones, en los espectaculares.

El mensaje estaba más que claro. El propio gobernador en uso de sus facultades de jefe político destapó a Gali, ante el enojo de Manzanilla.

 

Aguilar Chedraui ha descrito ese día como el peor de su vida.

 

Y es aquí donde entra la pregunta ¿y dónde andaba Nadia Navarro, la senadora del Pacto Social de Integración; o el hoy diputado local del PAN, Eduardo Alcántara, y todos los demás que ahora denuncian a los morenistas Alejandro Armenta, Ignacio Mier y Julio Huerta de usar espectaculares para promoverse?

 

Ello de ninguna manera significa que los señores de Morena estén bien, al contrario se convirtieron en lo que prometieron combatir.

 

El punto en el PAN y sus rémoras es que no acaban de entender que quién las hace, no las consiente.

 

Por sus huevos, el entonces gobernador decidía a quién promovía y quién no. Absolutamente ni panistas ni perredistas se quejaron. Hasta le aplaudían.

 

Hoy salen con su estulticia.

 

Cualquier denuncia que exhibía la oposición era rechazada en automático por los panistas, quienes alegaban que no eran actos anticipados de campaña, porque se trataba de un trabajo periodístico de la revista, a la que atribuían toda responsabilidad.

 

Lo mismo que en el pasado se negó a mirar, lo ve en el presente.

 

Nada más que recordar es vivir.

 

Y ello suele desnudar a las y puritanas en el ejercicio del poder.

 

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