06-05-2024 08:09:43 PM

¿Y ya le preguntaron a Gali?

Por Valentín Varillas

 

Mucho se habla de la influencia directa que intenta tener el ex gobernador Tony Gali en el proceso de sucesión poblano en el 2024.

La materia prima para el análisis ha sido la inclusión de quienes en su momento fueron parte de su equipo a los proyectos tanto de Nacho Mier, como de Alejandro Armenta.

A más de cuatro años de haber dejado la jefatura del ejecutivo estatal y sobre todo, tomando en cuenta la manera en la cuál dejó el cargo, vale la pena cuestionarse primero si estos perfiles que lo acompañaron en alguna de sus etapas en el servicio público poblano, todavía siguen a pie juntillas las órdenes sobre qué hacer o no con su futuro político.

La autoridad de mandar se acaba en el mismo momento en el que se deja el cargo, a menos de que hubiera posibilidades reales, concretas, de que aquel jefe político pudiera regresar por su fueros a una cargo de alta influencia o poder en el corto plazo.

Porque también es cierto que en estos temas no existen fidelidades ni pactos eternos.

La historia nos ha enseñado que, en la práctica, es todo lo contrario.

En este contexto, es muy probable entonces que sus antiguos alfiles hoy sean agentes libres.

Es decir, que están en condiciones de decidir qué acciones tomar en beneficio propio.

Y también me parece que ni siquiera han tocado base.

No hay n siquiera la necesidad de hacerlo.

Pero hay otros asuntos de mucho mayor interés e importancia, tanto para Gali en lo personal, como para su círculo íntimo.

Me refiero a cómo quiere verse en el futuro cercano.

Tony tomó las precauciones pertinentes antes siquiera de que terminará su período como gobernador.

La relación con Moreno Valle estaba hecha pedazos.

Peor la que llevaba con Martha Érika.

Por eso, había que prepararse para cualquier escenario.

El gobierno federal fue el salvoconducto.

Un acercamiento al núcleo de la 4T, a través de Olga Sánchez Cordero, con condiciones, compromisos y acuerdos de observancia obligatoria para todos.

De uno y otro lado.

Y se han cumplido a cabalidad.

Más allá del embate discursivo y mediático, Gali sabía y sabe que lo legal no se puede obviar.

Primero, porque es el única garantía real de que va a cumplir.

Después, porque más allá de que los procesos iniciados lleguen o no a las últimas instancias, existe una obligación jurídica por parte de los que llegan de señalar las irregularidades cometidas durante su gestión e iniciar los procesos pertinentes de acuerdo a las particularidades y gravedad de cada uno de los casos.

Si no, cometerían un delito por omisión.

¿Conclusión?

Más allá de cuestiones de forma, en el fondo, el ex gobernador ha sabido comprar su tranquilidad, por lo menos en el corto plazo.

Se trata del espacio de tiempo más duro, el más complicado, el más peligroso, porque algunos de los pecados cometidos están todavía frescos y siguen vigentes de acuerdo con lo que marca la ley.

¿Vale la pena cambiar el paraíso por meterse él, no sus supuestos testaferros políticos, a una aventura de pronóstico reservado?

No lo creo.

Aunque el ego es cabrón.

Y la necesidad de reconocimiento, todavía más.

Ambos, saldos de haber probado las dulces mieles del poder.

Sin embargo, Tony tiene un terrible espejo en donde seguramente no se quiere ver.

El de Mario Marín.

Aquél que creyó que con la muerte de Moreno Valle, desaparecían también los acuerdos a los que en vida llegaron.

Una aparición pública en apoyo a la ridícula candidatura del priista Alberto Jiménez Merino en el 2019, le costó la cárcel.

Una llamada del padre de Rafael al entonces gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, quien había llegado al cargo gracias a la operación financiera y electoral del morenovallismo, fue suficiente.

En tiempo récord, el Juzgado Segundo de Distrito de ese estado emitió una orden de aprehensión por el delito de tortura en contra de la periodista Lydia Cacho.

De febrero de 2021 a enero de 2023, Marín durmió en el penal de Cancún.

A partir de esa fecha y hasta hoy, lo hace en El Altiplano.

¿No cree que Gali prefiere seguir pasando sus noches en lugares completamente distintos?

Yo diría que sí.

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