23-11-2024 02:21:03 AM

AMLO, Puebla y la 4T

Por Valentín Varillas

 

Feliz llegó y feliz se fue de Puebla el presidente López Obrador.

No tendría por qué ser diferente.

A pesar de la sacudida que significó la muerte del gobernador Barbosa, a finales del año pasado, el estado camina en lo institucional y en lo político.

No es cualquier cosa.

Basta voltear a ver la realidad que viven otras entidades del país.

Las instituciones prevalecieron en la complicada coyuntura que supone la ausencia definitiva del jefe del ejecutivo en funciones y la consecuente transición.

El cierre de filas entre los diferentes grupos que interactúan al interior de Morena, de la mano de la madurez de los partidos de oposición, pavimentaron el camino.

El gobierno estatal, opera.

Los otros poderes, también.

No hay parálisis ni estancamiento.

Lo vio Adán Augusto, con toda claridad, en su visita de hace un par de semanas.

Tan bien le fue en Puebla, que se pactó una gira presidencial en el menor tiempo posible.

Y así fue.

Un tema fundamental para López Obrador en la recta final de su sexenio: sumar a los estados para cumplir con los objetivos que se planteó con la creación del tan criticado y cuestionado Banco del Bienestar.

El presidente, como en su momento lo hizo su Secretario de Gobernación, sientan así las bases de la dinámica que le darán al trabajo conjunto que llevarán a cabo con el gobernador Sergio Salomón.

Mucho hay en juego en los casi dos años siguientes.

Puebla no es un foco rojo en materia de gobernabilidad.

Tampoco en la realidad que aquí se vive en el partido en el poder.

No llegó el canibalismo que algunos presagiaban.

Por lo menos no todavía.

Una batalla campal desatada a partir de apetitos políticos personales, en pleno proceso de relevo gubernamental, hubiera tenido como consecuencia una realidad completamente distinta.

Muy complicada.

En el tema electoral, al presidente no le cabe la menor duda de que Puebla sumará a la continuidad de la 4T.

Se lo dejó muy claro en su momento el gobernador Barbosa.

No quedó la menor duda después de aquel discurso que pronunció el 5 de mayo del año pasado.

Además de Andrés Manuel, estaban ahí como testigos los titulares de los poderes del Estado Mexicano, miembros del gabinete federal, lo más granado de la vida castrense del país y por si fuera poco, todos los poblanos con aspiraciones de gobernar el estado.

En esa lógica se ha movido el gobernador Céspedes.

Dos canchas distintas en el fondo, pero complementarias en la forma.

Hay piso parejo y condiciones iguales para todos.

Y esta realidad no cambiará, por la importancia de Puebla en el concierto nacional, en todos los aspectos incluido el electoral.

El presidente López Obrador fue testigo presencial de todo lo anterior hace apenas un par de días. 

Por eso, la sonrisa con la que dejó el estado está de sobra justificada.

 

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