Por Jesús Manuel Hernández
Los últimos acontecimientos nacionales no están, aunque lo parezca, muy alejados de la política aldeana, por lo menos en lo que se refiere a las circunstancias de Morena y su búsqueda por candidatos presidenciales y a gobernador de Puebla.
En 1986, apareció un libro que tomó fuerza entre los economistas, comunicadores e incipientes publicistas especializados en política, “marketing político” le llaman ahora.
Al Ries y Jack Trout escribieron un texto dedicado a Karl von Clausewitz, un prusiano considerado casi como padre de la ciencia militar moderna. Los autores establecieron una comparación entre la guerra y la mercadotecnia, el libro se llamó “La guerra de la mercadotecnia” y servía a muchos políticos locales para marcar nuevas tendencias en sus campañas.
Ries y Trout establecieron dos ejes, la guerra defensiva y la ofensiva.
Los principios de la guerra defensiva eran: Sólo el líder del mercado puede considerar esta táctica; la mejor estrategia defensiva es la capacidad de autoataque; y, siempre se debe bloquear los movimientos de los competidores fuertes.
En cambio los principios de la guerra de mercadotecnia a la ofensiva eran: la primera consideración es la fuerza de la posición del líder; encontrar la debilidad en la fuerza del líder y golpear ahí; y, lanzar el ataque en un frente tan estrecho como sea posible.
Si aplicamos estas consideraciones quizá sea más fácil comprender lo que ha sucedido en la última semana, donde se pueden contemplar tanto las operaciones para detener a Ovidio Guzmán como las reacciones al descuido de Claudia Sheinbaum en un tema tan penoso y doloroso como el mantenimiento al sistema de transporte Metro en la Ciudad de México.
En ambas se usaron al menos dos de los tres principio ofensivos, se encontraron los puntos débiles del enemigo, se golpeó ahí y se lanzó un ataque muy estrecho.
A Claudia Sheinbaum le ha costado mucho trabajo posicionarse en el territorio nacional después de haber perdido la mitad de las alcaldías de la Ciudad de México en las elecciones intermedias, quedó en claro que una buena parte de la población no la quiere, quizá porque la conocen o han sufrido sus decisiones de gobierno.
Pero en el orden nacional Claudia no era tan conocida, de ahí que se ha venido fabricando una estrategia de “conferencias magistrales” para hacerla presente en las ciudades donde más votación se podría obtener a favor del proyecto de la 4T y Puebla fue una de esas plazas elegidas y por lo visto comprometidas a favor de la llamada corcholata favorita de Palacio Nacional.
Todo el esfuerzo por posicionarla se ha visto paulatinamente desmoronado y no precisamente por los opositores a Morena, también, o más bien, por el fuego amigo de quienes no quieren que Sheinbaum sea la candidata.
El mejor ejemplo es la forma como se ha detonado en impactos mediáticos los accidentes, por desgracia repetidos en las líneas del Metro. La última volvió los ojos a las consideraciones del colapso del puente de la Línea 2, donde el argumento de “falta de mantenimiento y supervisión” se convirtió en la estrategia de los golpes a un punto central: presupuestos incongruentes con las necesidades técnicas de mantenimiento. Los expertos dijeron sobre el accidente del 3 de mayo de 2021 que el gobierno de la CdMx había reducido los presupuestos para el mantenimiento del Metro.
Ahora, que hubo un choque de trenes en la Línea 3, los argumentos vuelven al marketing político ofensivo contra Claudia Sheinbaum quien debe estar más que preocupada, pues quedó a la luz pública que las recomendaciones del anterior accidente no fueron aplicadas y que mientras ella buscaba aumentar sus preferencias electorales en Morelia, se registraba el accidente. El fuego amigo puso en evidencia esta laguna, este vacío de poder que abre las puertas al cuestionamiento de si Claudia está capacitada para manejar un escenario como el que planteó el Presidente y las Fuerzas Armadas para lograr la captura de Ovidio Guzmán, la conclusión, se asemeja a esa premisa bíblica: “el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho”, que traducida al escenario político equivaldría a “quien no puede en lo poco, tampoco podrá en lo mucho”.
Mientras tanto la debutante clase política aldeana, poblana, salpicada de “modas” arrebatada en algunos casos por el resentimiento o la venganza, podría verse arrastrada en el presunto fracaso de Claudia Sheinbaum a no ser que el Gobernador Sustituto mande otra señal, o como dicen los autores del libro citado: “Una buena estrategia de mercadotecnia es aquella que se anticipa al contraataque del competidor”.
O por lo menos, así me lo parece.