Por Jesús Manuel Hernández
Un ángulo desconocido por muchos acaba de ser incluido en el escenario político de Puebla luego de la confesión de Miguel Barbosa, Gobernador de Puebla, por su vocación a la ópera, una de las bellas artes que más ha cautivado a los políticos en el mundo.
Reconocerlo, decirlo, alentarlo, puede ser otro ingrediente para entender la sucesión en Puebla, si el gobernador escucha ópera, reconoce e identifica arias y se pronuncia, como lo dijo en una conferencia, por Wagner, habrá que ir viendo de qué lado mascan o tocan, o escuchan, las iguanas locales convertidas en corcholatas y en espera del beso mágico para hacer a alguna de ellas en candidata o candidato.
Vaya reto, dilucidar entre Wagner y Verdi, el contrapunto uno del otro. “El Holandés Errante”, frente a “La Donna è Mobile”, o el “Tannhäuser” frente a “Nabbuco”.
Quizá valga la pena repasar un poco sobre la ópera y sus trascendidos. Los masones europeos del siglo XVIII descubrieron en la ópera un acompañamiento ideal para los rituales, las composiciones correspondieron a notables masones de la época, así en 1731 apareció “El Masón Generoso” y después “La Flauta Mágica” de Mozart, maestre de la masonería junto a su padre, ambos protegidos por el gran maestro Otto Freiherr von Gemmingen.
Incluso algunos historiadores de ambos temas relacionan la “Oda a la Alegría” de Beethoven al culto masónico debido a la letra de la ópera, escrita por Friedrich Schiller.
Un caso singular es el del nacionalsocialismo de Hitler, donde Wagner influyó en la juventud del führer, debido a su pronunciamiento antisemita. La música de Wagner estuvo relacionada con las creencias del ocultismo y la teosofía.
Quizá valga la pena poner en valor, ciertamente, la ópera. La duda es cómo influirá este atributo cultural en la política local.
¿Se imaginan escuchando ópera a Nacho Mier, o a Alejandro Armenta? Quizá a Olivia Salomón y Melitón Lozano sí.
Pero a los demás pareciera que es un género poco socorrido y hasta chocante, a no ser que se inclinen por la ópera buffa con una clara impronta de sarcasmo y comicidad.
Dice la letra de una de las arias de “La Donna è Mobile”:
“La mujer es cambiante
Cual pluma al viento
Cambia de acento
Y de pensamiento”.
Nada más parecido a la práctica de la política, “la política es cambiante, como pluma al viento, cambia de acento y de pensamiento”.
Hay varios botones de muestra sobre este pragmatismo. De los personajes involucrados actualmente en la sucesión gubernamental de 2024, la militancia ha ido como la pluma al viento, es decir, para donde sopla el viento es que ellos se dirigen, ese es el significado de las primeras líneas de esa aria.
O acaso se ha olvidado de dónde vienen los políticos en escena.
Por ejemplo, Sergio Salomón Céspedes, considerado por muchos como el favorito, nació en el PRI, se hizo en ese partido, aprendió las mañas de la política junto a Juan Carlos Lastiri, luego “volaría como pluma al viento” a Movimiento Ciudadano en tiempos del morenovallismo y finalmente aterriza en Morena.
De Nacho Mier y Alejandro Armenta no hace falta abonar mucho para identificar su nacimiento tricolor, ambos fueron protagonistas de poder en el PRI, quizá Nacho haya sido el primero en “volar” al lado de López Obrador, Armenta el último en darse cuenta de que el PRI no lo haría ni senador ni gobernador.
Un grupo importante de empresarios y empresarias ve a Olivia Salomón como la protagonista más cercana a la opción de convertirse en candidata a gobernadora. Miguel Barbosa le tiene confianza, de hecho el tema de la ópera ha venido a escena por un evento organizado por la brillante Secretaria de Economía de Puebla.
Olivia tiene una alta penetración en los círculos de la sociedad poblana, su actividad inmobiliaria y su cercanía a los grupos de poder económico así lo demuestran. Muchos se preguntan cuál es su creencia, su militancia política, a qué partido pertenece, qué intereses representa o cómo es que su presencia se ha dado en la burbuja de Miguel Barbosa.
Y nuevamente hay que voltear al PRI donde su difunto esposo hizo una brillante carrera siempre apegado al tricolor e incluso fue patrocinador de varios actores contrarios al morenovallismo en su tiempo.
A fin de cuentas, las llamadas coloquialmente “corcholatas” tienen orígenes similares, fueron formadas en ideologías muy lejanas, ajenas a la 4T hoy presumida por el gobernador, pero es que, como dice la ópera “La mujer (la política) es cambiante, cual pluma al viento, cambia de acento y de pensamiento”.
O por lo menos, así me lo parece.