Por Alejandro Mondragón
Aunque no fue destapado formalmente, el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quedó sin tapa, en los hechos, como aspirante a la gubernatura en 2024.
El dirigente nacional panista, Marko Cortés, hasta lo invitó a recorrer el Estado, lo que lo pone en la ruta de enfrentar a Morena abiertamente.
Un escenario en el que ese choque del PAN contra el Movimiento de Regeneración Nacional traerá, inexorablemente, el distanciamiento entre la gestión de Rivera y la administración de Luis Miguel Barbosa.
Con su destape en los hechos, Rivera Pérez también entra en la dinámica de su propia sucesión, en la que a todas luces hay cuatro cartas fuertes para el panismo.
Adán Domínguez, el gerente de la ciudad; Guadalupe Arrubarrena, titular de la Sindicatura Municipal; el diputado federal, Mario Riestra; y Augusta Díaz de Rivera; lideresa estatal del PAN.
Son los cuatro personajes a seguir en el ánimo del grupo en el poder azul, los demás simplemente carecen de opción, aunque haya quien presuma de padrinos y madrinas sin valor político alguno.
Así como en Morena ya salieron las opciones para Casa Aguayo, en el PAN dieron el banderazo de arranque con todo lo que ello implica.
El PAN va por Morena, lo que implicará respuestas del mismo tamaño, porque hay parque para todos.
Habrá que esperar el comportamiento de los aliados de Acción Nacional: el PRI y PRD sobre si se sumarán en la ruta que ya definió Marko Cortés frente a los liderazgos del blanquiazul y el respaldo en los hechos al edil panista.
